Misiones #3

Despertamos muy relajados cerca de las 10 de la mañana. Habíamos dormido unas cuantas horas y tocaba salvar al mundo. Emprendimos la caminata hacia el río. Una pendiente pronunciada cuesta abajo nos hizo encontrar sus aguas contaminadas. La noche anterior nos habían advertido: “no tomar el agua del río, está contaminada y muchos de nuestros hermanos hippies están sufriendo por las consecuencias de haberla tomado. Algunos de ellos pasaron a mejor vida”. Asumimos que con pasaron a mejor vida se refería a que se fueron a un All Inclusive.

 

A Karen obviamente no le importaron los comentarios anti-agua, o sea, anti-naturaleza. Si es natural es bueno, si es artificial es malo, y empezó a tomar agua a lo loca. Solamente para demostrar que el agua nunca puede ser mala, que te puede agarrar una bacteria amiga cuya función es simplemente limpiar tu cuerpo y hacerte más fuerte.

 

El río

 

La familia en el río

 

Me olvido de lo más importante. Apenas llegamos al río vimos una imagen digna de un Pulitzer. Lástima que no tenía la cámara. De abajo hacia arriba podíamos admirar unas piernas masculinas con agua hasta las rodillas, parado en medio del río, inmóvil, en pija. Llevaba en la mano derecha un palo de madera muy largo. Una de sus puntas estaba hundida en el río. Tenía la mirada perdida y observaba maravillado a un grupo de mariposas que revoloteaban alrededor de una pila de mierda. Estuvo en esa posición, extasiado por tan maravilloso escenario natural, unos 10 minutos. ¡Y no estaba drogado!

 

Otro muchacho bajó al río con varios bidones de agua, también en pija, y se dispuso a subir la montaña. Asumo que fue para buscar agua potable. Tino se fue atrás de él. El hippie nunca volvió y Tino volvió con el machete ensangrentado. Nunca entendimos bien qué pasó.

 

Karen y Tino se sentaron en unas rocas, con sus colas en el agua, y empezaron a respirar (Arte de Vivir), y luego a meditar. Yo me uní a ellos en el Ohm, pero costaba mucho concentrarse porque los chicos se toman todo en joda y se empezaban a reír. Ilo es la que más concentrada estaba con sus Ohms húngaros escépticos (en realidad estaba cogiendo sin forro con un hippie).

 

Del río, muy relajados y refrescados, volvimos a cambiarnos a la carpa.

 

Volviendo a la carpa

 

Y de ahí a conocer el Círculo Central, Food Circle, o lo que sea. Al llegar lo primero que vimos fueron pijas y tetas. Después rostros, y después almas. Karen quería empezar a ayudar inmediatamente a salvar a Japón y Libia. Para lograrlo, tenía que repartir buenas energías a todos. De golpe, para sorpresa de todos, gritó: “!Please, Focus People!”. Cuando todos se callaron, empezó a caminar como en cámara lenta por todo el campamento. Sólo se escuchaba el viento. Ella sonreía beatíficamente, transmitiendo mucha paz. Movía lentamente las piernas, un paso por vez. Se acercaba lentamente de a uno en uno, colocaba una mano en la cabeza (de la pija), y le decía suavemente: “Te veo”. ¡Estas buenas energías hicieron que el reactor de Fukushima se enfriase 10 grados!

 

 

Mientras un hippie amasaba harina con la pija, otros iban pidiendo al público que se siente. Eramos unas 50 personas. Obedecimos. Ya nos sentíamos mal por haber caído directamente a comer, sin ayudar en ninguna tarea hippie, sin haber entregado nuestra comida aún. En realidad esperábamos a ver qué nos daban de comer para ver si entregábamos nuestras maravillosas pastas o no.

 

Pero antes de comer había que cumplir con los rituales de esta religión hippie. Nos sujetamos todos de las manos, nos pusimos de pie, y empezamos a cantar una canción que reza: “We are family / I got all my systers with me / We are family / Get up everybody and sing”. Cuando terminamos de cantar, una chica se mandó sola, con los ojos cerrados y un talit rojo sobre la cabeza, a cantar. Era como el Jazán de los hippies. O la rabina.

 

Karen se postuló como “servidora”. Para servir la comida. Entre ella y una brasilera que estaba terrible (en tetas), se encargaron de repartir las manzanas. Un morocho gigante de pito feo repartía las zanahorias. Tino empezó a vomitar. No daba. El morocho tenía la pija demasiado cerca de las zanahorias, es antihigiénico, no me jodan. Una chica muy bonita repartía té de jengibre, muy bueno para la cagadera y el sida. Ilo se bajó una jarra entera.

 

La rabina cantaba con una hermosa voz. Toda la familia Rainbow respetaba su sabia voz, y nadie la interrumpía. No nos quedaba claro si era porque la tenía clara con esta nueva religión, o si estaba loca y había que seguirle la corriente. Cuando terminó de cantar, algunos comenzaron a ponerse en cuclillas y besar la tierra. Vimos aliviados que no todos lo hacían, por lo tanto no teníamos por qué hacerlo. De a poco se fueron agachando todos, y no nos quedó más opción que hacernos los que le dábamos un beso a la madre tierra.

 

Nos pusimos de a poco de pié, cerramos los ojos, e hicimos todos juntos un Ohm. A mi izquierda yo tomaba de la mano a un hippie de pelo largo y acento de israelí, de unos 45 años, con aspecto de líder hippie. Adelante llevaba un taparabos, y atrás iba entangado. Yo intentaba seguir todas las tradiciones al pié de la letra para no quedar mal con nuestros anfitriones hippies, aún más teniendo en cuenta que tenía al hippie más asqueroso de todos a mi lado.

 

Al terminar el Ohm, durante el cual nos costó harto trabajo contener las risas, levantamos los brazos, aún sujetando la mano de los que estaban a nuestros lados en el círculo. Comenzamos a hacer un aplauso multitudinario, aplaudiendo contra la mano de los que teníamos a nuestro lado. Algunos aplaudíamos golpeando las nalgas del de al lado y el de al lado las nuestras. Un hippie de unos 50 años, claramente extranjero, indignado empezó a decir: “Don’t break the Ohm!, don´t break the Ohm!”. Hasta ese momento todo bien, diosa tierra, dios sol, rutinas, cánticos, pero que uno quiera imponer cómo se hacen las cosas, hace que deje de tratarse de apreciar la tierra, la naturaleza, y pasa a tratarse simplemente (o más bien complejamente) de una religión. El tipo ofendido porque le rompían el Ohm.

 

Un brasilero fachero parecido a David gritó: “Focus People!” (palabras clave para que le presten atención) y empezó a hacer un anuncio: “Por favor, precisamos de ajuda, nao estao nos ajudando com as tareas, para cocinar, para procurar agua, precisamos da ajuda de todo mundo”. Como los hippies sintieron quejas y energías negativas de su parte, mientras el brazuca recorría el ambiente con su comunicado, le iban diciendo con parsimonia: “con amor hermano, con amor”. Y el brazuca replicaba: “Lo estoy diciendo con amor”, y seguía quejándose de lo poco cooperativos que eran los hippies. Al final, tanta paz y amor, y son iguales que cualquier otro. Simplemente es otra religión, un poco más limada, sucia, anti-higiénica, pero también un poco más relajada, pacífica, bla.

 

Pasamos a sentarnos. Karen y la brazuca que estaba terrible nos repartieron manzanas, siempre cuidando de no tocar nuestros platos con la mano, ni la comida con la mano. Medidas agradecidas cuando se alimenta a tanta gente.

 

Acabo de recibir un comentario super negativo en mi post anterior: “como es posi ble tu escribes asi del encuentro tan magico, oye tu tienes que pensar con respeto a tus hermanos”. Es una pena que personas que no me conocen opinen en base a un relato evidentemente ficcional. ¿Qué saben ellos de mi compromiso para con el medio ambiente?, ¿de mi trabajo a diario en las villas miseria, dándole clases particulares a chicos?, ¿de mis peligrosas expediciones con Green Peace a impedir más derramamiento de petróleo? Hay un límite claro entre ficción y realidad, y probablemente sea fácil detectarlo si ves una foto en la que abajo dice: “teniendo sexo con vacas”. Digamos, puede no ser ficción, pero el sentido común probablemente te diga que lo es. Y si no te lo dice fijate si lo podés despertar. La vida es muy corta como para andar preocupándonos por cualquier boludo que sube un relato a un blog.

 

Y sí, al hermano de Edward Norton lo terminan matando en American History X. Si quieren ver si hay un final aleccionador en estas historias, van a tener que leerlas completas. No podemos decir que el director de American History X es nazi si no vemos la película completa. Y con leerlas completas me refiero a leer el último relato de mi vida, porque para que haya un final aleccionador, el autor tiene que ser aleccionado, y yo aún creo que son todos unos hippies de mierda sucios. Ficción, ¿ok?

 

Acabo de encontrar una pipa de Alan, la encendí, tapé un agujerito, aspiré por un lado, y ahora, ¿adivinen qué? Estoy drogado. Pueden pasar dos cosas: empiezo a bardear zarpado a todos los hippies, o hablo de lo hermosas que son las raíces de la tierra, las hierbas naturales, etc. También puede pasar que mañana lea esto y lo catalogue como una verdadera garompa. Lo borre. Eso.

 

Las palanganas gigantes recorrían el círculo hippie, repartiendo generosas cantidades de comida. Iban exclamando: “Zanahorias primera!”, “Manzanas primera!”, “Tomates primera!”. Eso era el almuerzo: zanahorias, manzanas y tomates. Aunque hasta el día de hoy no estamos seguros si era un desayuno tardío (eran las 12 del mediodía) o un almuerzo tempranero. Más tarde, mientras dormíamos la siesta, escuchamos un llamado al Food Circle. Eso nos hace dudar.

 

Una mujer de unos 50 años llegó un poco más tarde, se sentó, y empezó a gritar “Zanahorias primera!” como una nena caprichosa, pero que no me caía del todo mal. Parecía medio loca. Se quejó que un montón de gente que estaba trabajando en el “Circo” para la familia, no había escuchado el llamado para ir a comer, y que no era justo. También le pidió al morocho de pija fea que se ponga un short porque eso era antihigiénico. Nosotros que pensábamos que los hippies todo bien con el cuerpo desnudo en todo momento. Y le viene a pedir que se ponga una prenda capitalista probablemente manufacturada por un niño chino, mongólico, colorado y judío!

 

El morocho se puso un short, y siguió sirviendo. Lo cierto es que repetimos cuantas veces quisimos, hasta estar llenos de verduras. Una hora más tarde nos moríamos de hambre.

 

El israelí entangado con taparabos nos pidió que le cuidemos su recipiente de comida mientras se iba a hacer no sé qué (transarse a la tierra creo). Al rato volvió desnudo, cubierto de semen, con un mono penetrándole la oreja. Se lo veía contento, en armonía con la madre tierra. En todo el transcurso hasta que volvió pitufeado le estuvimos cuidando el recipiente, pidiendo raciones de zanahoria, tomate y manzana para él también. Al fin de cuentas: es familia (no lo digo por judío sino por hippie miembro de este momento mágico). Igual no estoy seguro si era israelí. También pedíamos raciones para Karen, que estaba sirviendo. Al hippie israelí cada tanto yo le tiraba un poco de tierra en la comida, así se comía a su vieja. Digo, a la madre tierra.

 

El israelí entangado con taparabos volvió, se comió su comida con madre tierra, se paró rápidamente y empezó con su anuncio (imaginen a un israelí muy flaco, de pelo largo, con solamente un taparabos entangado, obviamente en cueros, bastante afeminado, pronunciando la G en lugar de la R y la V en lugar de la W): “Ok, focus people please, focuuuss focuuuuuuss” (el segundo focus haciendo aplausos cortitos afeminados): “ve need help in the ealth centeg. Ve have a lot of seek people oveg thege, ve need anybody who knows something about altegnative medicine: Fujitsu, shiatsu, how to cook natural hegbs, acupuntuge, anything!”. Dio como 20 formas de medicinas alternativas, y lo único que se olvidó de preguntar fue: “Che, ¿alguno tiene un sertal?”. Digamos, está todo bien en creer en medicinas alternativas, pero no podés creer en TODAS las variantes SALVO en la medicina tradicional. Eso ya es negación. O creés en la acupuntura, o creés en las hierbas, o creés en shiatsu o cómo sea, o creés en dos, pero no podés creer en TODAS, y negarte a la más común. Eso es tratar de ser diferente y punto. Antes que inventen la medicina tradicional la gente vivía 40 años, ahora viven 80, ¿eso no les dice algo? Todo bien con la naturaleza, pero te comés un hongo venenoso o te caés debajo de una catarata o las dos cosas juntas y no la contás. Y el remate que me pareció absolutamente genial fue: “Ok, and if you don’t know any altegnative medicine, you can all come to the health centeg and bging love, ve need lots of love oveg thege, please, bging youg love to youg bgothegs”.

 

Lo cierto es que yo imaginaba que íbamos a llegar al rainbow y la mayoría de la gente iba a ser como nosotros: hippies de ciudad. En el rainbow los llaman “turistas”. No sé si nuestro rol era el de turista. No fuimos a sacar fotos, pero tampoco vivimos de la tierra y queríamos unirnos a nuestros hermanos. Fuimos para vivir una experiencia diferente que podría resultar trascendental. Es difícil que lo sea en medio de tanto escepticismo (Ilo / Tino / Yo), pero sinceramente creo que se puede aprender algo estando una semana en bolas en un lugar, contribuyendo en comunidad, meditando, haciendo yoga, conociendo al otro más allá de sus miedos. ACA TENES HIPPIE SUCIA VISTE QUE SOY BUEN TIPO.

 

Algunos turistas desubicados

 

Como decía, imaginamos que iban a ser todos hippies de ciudad, con zapatillas Adidas, morrales, barbita y mucho mate. Pero estos son hippies en serio, gente que trabaja y vive de la tierra, que convive en comunidad. Que cree fervientemente que Guido Suller es el mesías.

 

Terminamos de comer y la chica divina que servía té para sidosos se puso a cantar con otra que estaba más buena que cagar con la puerta abierta una canción, mientras caminaban alegremente alrededor del círculo de comensales. Muy divertida la canción. Llevaban un sombrero en la mano donde la gente le tiraba plata. No entendimos bien el sistema, pero nos dimos cuenta que no estaba mal cantar una canción por dinero, y que las chicas la estaban haciendo bastante bien. Así que nos paramos, agarramos al mono wasqueado y lo usamos de instrumento, y fuimos recorriendo cantando Ji Ji Ji. Nadie nos daba un peso, hasta que David se nos acercó y nos dijo que el sombrero de las chicas era para la comunidad, y que larguemos al mono wasqueado que era propiedad de la madre tierra, o algo así. Ilo intentó desprendérselo de las manos pero el semen se le había quedado pegoteado. Requirió de toda la familia para despegárselo de la mano y poder dejarlo en libertad. De todas formas el monito no quiso volver a la selva porque estaba enamorado del israelí y de su oreja, así que se quedó ahí nomás con nosotros, penetrando.

 

Uff, me perdí mal. Odio tener que leer 8 párrafos más arriba para ver por dónde iba. Bueno, resulta que lo que cantaban las dos chicas divinas era “Magic Hat”, una canción para juntar dinero para la familia. Muy entretenida, parecida a Smelly Cat de Phoebe, pero más alegre. Nosotros no pusimos plata porque habíamos traído bochas de helado.

 

Un hippie copado empezó a preguntar si alguien podía ayudarlo a hacer un pozo para poder llevar agua al campamento o algo así, que si lo hacía sólo iba a estar todo el día, si podíamos ayudarlo. Yo en una mezcla de ganas de ayudar, ganas de hacer algo y ganas de conocer nuevas personas e inmiscuirme un poco más en de qué se trataba el rainbow, acepté. Quedamos encontrarnos en una hora en ese mismo lugar. Suerteeeeee. Hasta luego.

 

Volviendo a la carpa, decidimos hacer escala en el auto para buscar la comida que habíamos traído para colaborar con la familia. Hicimos todo el recorrido con un francés copado pero aburrido (¿oxímoron?) que estaba caminando hasta la ruta (kilómetro y medio en subida) para comerse un choripán porque no aguantaba más de tanta zanahoria, tomate y manzana. Y eso que era hippie. Nos cruzamos con una 4×4 blanca, impecable, con un ploteado de “Ministerio de Salud – Provincia de Misiones” repleta de médicos.

 

Llegamos a la carpa. Teníamos harto trabajo por delante: La noche anterior habíamos armado la carpa de una manera desastrosa, sobre piedras y raíces. Tocaba reordenar. La dimos vuelta, hicimos un lugar para las hamacas paraguayas de las chicas, movimos todos los bolsos en medio de amenazas de lluvias, y nos quedamos los 4 dormidos. Escuchamos gritos de Food Circle y no entendimos si se trataba del almuerzo.

 

Nuestra carpa y el sector hamacas

 

Molesté mucho a Karen mientras dormía, ya ni me acuerdo por qué, y luego me lo recriminó. Le dije a Tino de ir a jugar al fútbol (en un mapa del campamento habíamos visto una cancha de fútbol), y aceptó. Nos disponíamos a salir al fútbol cuando pensamos en ir al río antes a aliviar un poco el calor. Nos disponíamos a salir al río cuando pensamos en fumarnos un porro antes para aliviar un poco la certeza racional. Entre que armamos el porro y lo fumamos (las chicas ya despiertas), se hizo de noche y nos quedamos sin río y sin fútbol. A Karen le agarró un ataque de hippismo filántropo y dijo: “chau, me voy a ayudar a la cocina”, y antes que nos demos cuenta nos dejó a los 3 escépticos solos, rodeados de hippies, fumados y sin rehén hippie (sí, Karen).

 

Pelamos machete, dientes, guitarra, pija, teta, todo lo que teníamos a mano, pero los hippies resultaron inofensivos. Bajamos pues a comer, aún bastante locos, preocupados por empezar a reírnos a las carcajadas al primer cántico de “We Are Family”, o al primero que se transe a la tierra. Llevábamos con nosotros los 5 kilos de pastas, 5 kilos de verduras, 5 litros de aceite, dos jabones y una esponja. Pasamos junto a la carpa de unos vecinos, y escuchamos al mayor de ellos que le decía a dos chicas: “al final, se vienen acá a estar en armonía con la Madre Tierra, y en lugar de confiar en que Ella los va a ayudar, a limpiar, a curar, llaman enseguida a los médicos de Misiones”.

 

Llevando comida a nuestros hermanos

 

Al llegar al sector cocina nos acercamos al lugar donde se guardaba la comida, y con timidez nos mandamos hacia la puerta. Adentro, David y otro flaquito se nos quedaron mirando. Buscando con la mirada un encargado para dejarle la comida, nos dimos cuenta que no había encargados, que todos somos líderes cuando no es el poder la moneda corriente sino el amor. De todas formas David se copó con la tarea de líder porque le cabe el poder, y recibió nuestros humildes alimentos con muchísima alegría. La verdad es que nos hizo sentir muy bien por haber llevado eso. Primero dijo (todo con acento brasilero): “Oh! Pastas! Oh! Hace cuánto no como pastas… aquí no comemos pastas, qué bueno!”… y después Ilito (que estaba boquiabierta porque parece que el chabón era muy fachero – además de que estaba drogada) le dio los jabones y la esponja. El hippie se los quedó mirando por un rato, con una sonrisa de oreja a oreja, y llevándose el dedo índice a la sien, acotó: “jabón… inteligente… inteligente”. Eso nos dio un indicativo de por qué había tantos intoxicados.

 

Esta vez el plan era comer en el círculo grande, muchísimo más grande que el del mediodía. Una circunferencia de pasto quemado de unos 40 metros de diámetro. Dentro del mismo, habían unas 300 personas. Karen hablaba con un tipo de unos 50 años, alemán, hippie, buena onda según ella. Le contó que era actor de Herzog y que una vez amenazó con pegarle un tiro por una escena que no quería hacer. Zar-pa-do.

 

De a poco fuimos ubicándonos en nuestro lugar. Hubo que levantarnos y sentarnos más atrás un par de veces porque seguían llegando hippies. Era muy lindo el llamado de Food Circle. El grito empezaba desde ahí, del círculo gigante. Uno hacía una cuenta regresiva y entre todos gritábamos: “FOOD CIRCLE!”. El grito llegaba a la montaña, a las carpas más cercanas a nosotros, y los que aún estaban ahí gritaban lo mismo. Y así se iba propagando el grito hermanado por la montaña, subiendo escalón por escalón, esquivando árboles y arbustos. El mismo grito que le escuchábamos a nuestras madres: “Está la comida!”, esta vez producido por nuestros hermanos.

 

Nuevamente tomarnos de las manos, besar la tierra (escuchaba los ruidos de risa contenida a mi derecha de Ilo y Tino), pararnos, hacer el Ohm (risa contenida mal), aplaudir arriba (carcajadas). Y luego, aún con las manos unidas, empezaron con una ola de besos. Karen me dio un beso a mí, luego yo a Ilo (que no se había dado cuenta que Karen me lo había dado y me miraba perpleja), luego Ilo a Tino (la misma situación que antes), y Tino gira la cabeza y ve a su derecha a un hippie en pelotas, barbudo, sonriéndole como diciéndole: “dale, animate, no te va a doler loquito, si es sólo un beso”. Tino dudó, cerró los ojos, y le dio el beso. El hippie sonrió y le agradeció con ternura. A Karen de golpe se le ocurrió cambiar las reglas del juego y en lugar de besos salió tirada de goma. Se armó un quilombo padre, pero fue muy divertido. Otra vez quilombos con el mono wasqueado que ahora no podía ni abrir los ojos. Un hijo de puta este israelí.

 

Che, posta creo que esta vez sí me estoy yendo al carajo. Avisen.

 

Terminada la orgía, nos dispusimos a comer. A nuestra derecha resultó estar la rubiecita divina de la despensa de Evelyn, llamémosla Shania, la del auto de la lesbiana. Estaba en tetas, hermosa. Tino otra vez empezó a cantarle: “Rubia, coqueta, enséñanos las tetas”, y la mina le contestó: “Boludo, no ves que te las estoy enseñando”. Eso pero en suizo suena mucho más fino.

 

Un hippie vino a pedirnos que nos sentemos enfrentados, dejando un pasillo en medio, para que puedan pasar con la comida y servir a ambos lados más rápidamente. Le hicimos caso. Había muchos líderes, y me resultaba curioso que el concepto de líder era simplemente: “el que quiere se para y habla”. No hay líderes elegidos por la familia, simplemente el que siente que tiene algo para comunicar, lo hace. Esto puede traer varios conflictos porque algunos se paraban y gritaban: “Focus People! Tengo hemorroides!”. Y nadie les puede decir nada porque quién determina qué es importante de comunicar y qué no, quién es líder y quién no. Mientras que sea con amor, está todo bien.

 

Dentro del círculo de 40 metros de diámetro, había otro pequeño de 3 metros de diámetro, donde estaban las ollas, los cocineros y los servidores. Ellos también hicieron una especie de rezo, diferente al del círculo mayor, como bendiciendo la comida hamutzi lejermin a haaretz. Dieron algunas vueltas alrededor de la comida tomándose de las manos y cantando. Muy lindo espectáculo pero los del círculo mayor nos sentimos un poco discriminados porque ellos claramente estaban más cerca de la madre tierra y el padre sol.

 

Food Circle y círculo central para los más poderosos y líderes

 

Los del círculo central hacen su rezo

 

Dieron la explicación: hay arroz sin sal para los enfermos, arroz con sal para los sanos, farofa, feijoada vegetariana, y no sé qué más. La verdad es que no estaba nada mal, al menos era comida caliente. El arroz que me dieron no tenía sal, y cuando tocó repetir, se levantó Tino y fue a buscar un plato de arroz. El flaco que le sirvió le dijo: “estás enfermo, ¿no?”. Tino me señaló a mí y dijo: “él está enfermo”. Pasa que ya se lo había servido. Me lo trajo y me dijo: “hacete el enfermo”. La verdad es que el arroz de enfermos tenía sal y el otro no. No lo quiero decir Shania, pero vos sabés que no me queda otra: están tan drogados de meditar que confunden el arroz de enfermos con el de los sanos.

 

Yo comí bastante, aunque me moría de ganas de un flan mixto y gritaba: “Flan mixto primera!”, para ver si de golpe alguno se copaba. Carmencita lamentablemente tenía terrible migraña que no se le pasaba. A Ilo también le dolía la cabeza. En el centro del círculo uno de nuestros hermanos empezó a gritar: “Focus people! Focus! Tenemos aquí a los médicos de Misiones que quieren hacer un comunicado para mantenernos sanos en la familia y lograr curar a nuestros hermanos enfermos”. El flaco escuchaba los comentarios de los médicos e iba traduciendo o amplificando: “Todavía no han podido detectar cuál es la bacteria que nos está enfermando, pero es importante que le pongamos 3 gotas de lavandina por cada litro de agua, que la familia se lave las manos antes y después de comer, que se laven los platos inmediatamente al terminar de comer y no al día siguiente”. Y varias cosas más. Al rato llegó una chica muy atenta con una botella de agua con cloro, recorriendo el círculo y haciendo que la gente se lave las manos (esto en realidad fue antes de comer, colgué).

 

Pasaron varias cosas más. Unas chicas muy simpáticas ofreciendo clases o show de clown para el día siguiente (lo ofrecían disfrazadas haciendo movimientos y ruidos extraños). En realidad eran flor de pelotudas, pero digo simpáticas porque tampoco quiero tener a toda la familia en mi contra. Otra chica buena onda que había perdido o le habían robado (ni ella lo tenía claro) todas las cosas, y no tenía dónde dormir, ni carpa ni bolsa. Me dio bastante pena, pero lo cierto es que no nos sobraba ninguna bolsa. Fue recorriendo el círculo, y seguro encontró a algún hermano solidario.

 

Cuando la migraña de K se hizo insostenible, nos volvimos a la carpa y a dormir. Cerca de las 2am, Karen sale de la carpa. La sigue Tino. Vuelven a entrar, al rato lo mismo. Karen estaba vomitando. No quedaba claro si había sido la bacteria amiga que estaba limpiando su cuerpo, o la migraña.

 

Lo de la bacteria amiga viene de un comentario de uno de mis hermanos en un blog:

 

“tranquila familia, mucha gente estuvo enferma alrededor de luna llena, con diarrea, fiebre , cansancio, nada grave… yo estuve enfermo un dia y con el ayuno y zumo de limon ajo y jengibre todo volvió rapido a la normalidad, solo mi cuerpo necesitaba limpiarse y la amiga bacteria vino a ayudar como siempre. mi cuerpo me estaba dando s…eñales de que ayunara ya unos dias antes de luna llena y como no le hize caso vino la bacteria a ayudarme…”

 

Absolutamente brillante.

 

Al día siguiente tuve la increíble fortuna de despertar junto a mis hermosas y siempre alegres amigas Karen e Ilo. Les saqué algunas fotos porque en serio estaban divinas. Cuando terminé con las fotos giré hacia el otro lado y me encontré con el mono wasqueado QUE LE JURO OFICIAL QUE NO TENGO NI IDEA CÓMO LLEGÓ A MI BOLSA DE DORMIR.

 

 

 

 

 

No había rastros de Tino. En voz bajita empezamos a intentar dilucidar qué habría sido de él. Si se fue a cazar hippies temprano a la mañana para que tengamos algo de carne para almorzar, o qué. Supusimos que estaba durmiendo afuera en las hamacas paraguayas de al lado de la carpa. K escribió pues en una libretita para que Tino no escuche: “Me parece que Tino se quiere ir”. Yo taché “ir” y lo reemplacé por “suicidar”. El Tino no podia dormir en carpa, no estaba comiendo nada, y no daba la sensación de estarla pasando muy bien. Decidimos irnos.

 

 

Continuará…

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One Comment

  1. Viste Shania? No es tan malo PD… Odia a los hipis y fue de turista al rainbow, pero las chicas del circo le parecieron simpaticas y las servidoras hermosas y las cantantes con el sombrero divertidas!

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