La Vuelta a La Galia #3 (29)

Escenas del capítulo anterior
Nos reencontramos en nuestro hostel, para cocinar y despedirnos de Sequi.

Continuación 14/02 (sábado)
Pregunto si tienen lugar para esa noche, porque todavía no había
reservado. Me dicen que sí. Tranquilidad. Tengo techo sobre la cabeza. Nos
despedimos de Sequi. Cocinamos nuevamente fideos sin aceite, riquisimos.
Mati estaba charlando con una chilena de nombre Valeria. Buena onda.
Charlamos un buen rato con la flaca. Despues ellos fueron a comprar vino y
sidra y yo me quedé lavando. Volvieron y empezamos a tomar. Busco la
libreta ahora. Era bióloga, o casi, estaba haciendo la tesis con algas en
Bretaña. Nos contó un experimento realmente apasionante. Se ponen dos
plantas en un cuarto cerrado. Entre un grupo de muchos alumnos se reparten
papelitos cerrados. Uno de los papelitos tiene una X. Los flacos van
entrando al cuarto. Adentro tienen que abrir el papelito. El que tenga la
X tiene que destruir a una de las plantas, destrozarla completamente. Las
dos plantas tienen un voltímetro conectado a ellas. Cuando entra el flaco
con la X, el voltímetro de la planta a la que no le hizo nada, sube a lo
loco, empieza a moverse como loco. O sea, la planta se dio cuenta que
hicieron mierda a la otra, por las feromonas y eso. Mati dice que él
entendió que cuando el flaco entraba de vuelta al cuarto, la planta que
todavía estaba entera se asustaba y el voltímetro subía nuevamente, pero
no sabemos si se lo imaginó o si entendió bien.
Despues la piba nos contó que estuvo en Tahití, y que los primogénitos ahí
sí o sí tienen que ser mujer. O sea, si nace hombre, lo educan como mujer,
lo visten con vestidos, etc… porque tiene que ser mujer. También nos
contó de una pareja que le dió de regalo de navidad a otra un bebé que
tuvieron.
Bueno, despues la chilena se fue a dormir, y quedamos encontrarnos al otro
día a las 15 hs en Notre Dame para almorzar. Ya era la 1:30
aproximadamente, y me había olvidado de reservar o pagar la noche. Fui a
preguntar nuevamente y me dijeron que el hostel ya estaba lleno. Bueno…
habrá que tomarlo como viene. No tenía más el límite horario de las 2 de
la mañana para estar en el hostel, porque no tenía más hostel. Mati
averiguó en el de él, y también estaba lleno. Ahí llegó Ivo, Iván, un
argento cordobés que había estado estudiando violín en Alemania. Buena
onda el flaco. Estuvimos tomando unas cervezas ahí, y cuando nos rajaron,
a eso de las 2:30, nos fuimos caminando hacia el hostel de Mati, a ver si
me colaba y dormía en su cuarto. Caminando hacia el hostel, nos
encontramos con 3 flacos en una esquina, que nos pidieron una seda. Les di
una, y resulta que era la última (de las que me compré en Portugal). Nos
ofrecieron hash, y dijimos que no. Caminamos media cuadra, y no
entendiamos por qué dijimos que no, entonces volvimos. 5 Euros. Mati se
había olvidado el encendedor en mi hostel, así que volvimos, lo
recuperamos, y nos sentamos a fumar al lado del hostel. Muy buena onda.
Nos cagamos de risa. Pasaba gente e interactuaba con nosotros de maneras
muy raras. Primero pasó un perrito que se nos tiró encima y empezó a jugar
con nosotros. Su dueño le gritó “Alez, ahí no”, pero sonó a japonés.
Después se nos acerca una mina. Pensamos que nos iba a cagar a pedos
porque estabamos hablando fuerte o algo, pero nos preguntó si no teníamos
un cigarrillo para venderle. Desesperada. Despues pasó un tipo caminando
con un casco de moto en una mano, y cuando llegó a la esquina nos gritó
algo que no entendimos. Empezamos a cantar “se esfuerza la maquina” o como
se diga, de Baglietto. Mati hacía la percusion y piano, con la voz, y yo
cantaba. Pasó un negro por la vereda de enfrente, justo cuando Mati estaba
haciendo una percusion zarpada, y empezó a bailar, tipo haciendo pasos de
tap contra el piso. Muy gracioso. Despues empezamos a obligar a la gente a
que interactúe, y nos hicimos los que jugabamos al futbol pero sin pelota.
La parabamos de pecho, hacíamos 5 mil jueguitos de taco. La gente no
entendía nada. Despues hicimos como que manejabamos motos pero sin moto, y
uno paso e hizo el ruido de la moto “brum brum”… debe parecer todo una
locura, pero fue graciosisimo. Despues hicimos de monos, y empezamos a
caminar para el metro, porque ya eran como las 6 de la mañana. Nos
encontramos con 3 flacos y les preguntamos donde estaba el metro. Nos
dijeron que los acompañemos, y empezamos a seguirlos.
Los flacos iban adelante nuestro, caminando. Dos cuadras de caminata
despues, vimos una panadería, y llamados por la obligación, sin decirles
que nos ibamos, ni gracias, ni nada, entramos en la panadería. El paraíso.
Bueno, de ahí encontramos en subte enseguida, o metro, como prefieran.
Llegamos al hostel de Mati, y entré como si nada. Me acosté en su cama, y
dormí de 8:30 a 11 aprox. Ahí bajé cuando por suerte nadie de la recepción
estaba mirando, y pareció que recién entraba de la calle, así que reservé
para esa noche. Fui a buscar mi mochila al hostel anterior, y volví a
dormir una siestita hasta las 14. Me bañé, y salimos al encuentro de
Valeria la chilena fascista. Entre otras cosas la noche anterior me había
dicho que no le gustaba que haya tantos africanos en Francia, que
perjudicaban la idiosincracia francesa. Divina. Bueno, comimos algo
rápido, y salimos para Notre Dame, a donde llegamos como a las 15:30.
Valeria no estaba más ahí. Caminamos un rato por un parque que tiene fotos
con sucesos históricos a los costados, muy buenas fotos. Despues me tomé
un chocolate caliente en un restaurant japonés, y volvimos al hostel, para
que Mati se bañe y cambie para hacer el intento a las 19 hs al Moulin (a
las 19 era con cena, a las 23 sin cena). Bueno, salimos. En el Moulin nos
dicen que estan llenos, que imposible a esa hora, que volvamos a las 23.
Volvemos al hostel caminando, en el camino compramos unas papas, huevos y
tomates. Cocinamos una tortilla espectacular, una especie de revuelto de
todo eso, con un poquito de queso… compramos también un vinito. Rica
cena. Salimos al Moulin nuevamente. Esto iba a dar pelea. Primero nos
dijeron que hagamos la fila. Pelea va, pelea viene, y nos dimos cuenta que
cada fase del intento de entrar cedía si rompíamos mucho las pelotas. Por
lo tanto, despues de romperle mucho las pelotas al patova de la puerta,
nos dejó entrar a hablar con la gente de la recepción, donde se venden las
entradas. Nos dijeron que estaban llenos. Otra pelea, que ya hablamos con
Fanny Rabasse, etc… Mati tiró una buena: “Vinimos especialmente por 2
días a París para hacer esta nota”. Nos llevó a hablar con el manager de
turno. Entre otras cosas, la noche anterior cuando habíamos ido en jeans y
zapatillas, nos dijeron que nos vistamos mejor para entrar. La cosa es que
no teníamos nada mejor. Vuelvo a la noche que les contaba entonces. Mati
con sus jeans, pero zapatos, yo con unos pantalones lindos corderoy, pero
zapatillas, hablando con el manager (Monsieur Bruno). Monsieur Bruno no
nos queria dejar entrar, decia que hablemos con Fanny Rabasse
personalmente otro dia, porque no estaba ahí. Insistimos, insistimos,
hasta que el tipo nos pregunta: “pero el manager que estaba a cargo ayer a
la noche les dijo que hoy sí podían entrar?”, “si”, fue la seca respuesta.
Y adentro!. Moulin Rouge.
Una alegría increible, no solo por estar adentro, sino por tanto chamuyo y
trabajo para lograrlo!
Esto es lo que iba escribiendo en el momento en mi libreta: “Ya Casi
Estamos”, “Me hago el que escribo cosas interesantes en el Moulin Rouge”,
“Ya falta menos, pero llaman a todos y a nosotros no”, “Estamos adentro.”,
“Estan todos vestidos perfecto, Mati en jeans, yo con zapatillas, sin
lavar ropa hace un mes”, “Nos sentaron al lado de dos tipos”, “Estamos muy
bien ubicados en el centro del salón, y nos trajeron champagne”, “Luces
tenues. Amarillos y rojos”, eso me dijo Mati que lo escriba.
Bueno, así. Sentados en una muy buena mesa, en la mitad del escenario, con
champagne. El show: espectacular. Habían bailes, y en el medio pequeños
shows, uno de ellos consistia en un tipo que con las piernas apuntando
hacia arriba, hacía dar vueltas en el aire a otro tipo, como si fuese una
pelota. Hicieron eso cada vez más rápido, en cada vuelta el tipo de arriba
caía de culo sobre los pies del que estaba abajo. No creo que se entienda.
Hasta que en una el tipo de arriba da una vuelta y cae de cabeza sobre los
pies del de abajo, y se quedo ahi como 15 segundos sostenido solo con la
cabeza. Increible. Otro show, un ventrilocuo excelente. Agarró 4 personas
del publico, y les decia que cuando les apretaba el brazo tenían que abrir
y cerrar la boca. O sea, si les apretaba dos veces el brazo abrian y
cerraban dos veces, obvio. Los puso en fila y los hacia conversar entre
ellos, tocandoles los brazos y haciendoles voces muy graciosas. A un
ingles le puso voz de foca, y lo hacia quedar como imbecil, despues a un
japones una voz graciosisima. Fue muy muy bueno.
Salimos al moulin, y todavía nos quedaba hash. Dimos la vuelta a la
manzana y fumamos. Al rato estabamos haciendo una escena muy parecida a la
de la noche anterior, cantando ese tema de Baglietto “Se Fuerza La
Maquina, de noche y de dia y el cantante con los musicos, se juegan la
vida…”. Estabamos tan compenetrados en el tema que se nos ocurrió que
seria una idea divertida poner el gorro de Mati con monedas adentro
adelante nuestro, como si cantasemos por las monedas. Lo hicimos. Pusimos
el gorro adelante nuestro, con unas moneditas, y la gente pasaba y no
entendía nada. Un flaco cantando en español, y el otro haciendo ritmos
locos y cantando coros y cosas de vez en cuando. Bueno, esto no termina
acá. Seguimos cantando, con el gorro ahí… y pasa Monsieur Bruno!!!. Ve a
los dos periodistas que iban a hacer una nota sobre el Moulin Rouge
cantando a lo locos, tirados en la calle, pidiendo plata!!!… nos cagamos
de risa cuando lo vimos pasar. Fue increible. Mucha verguenza despues.
Volvimos al hostel, esta vez no tan tarde, tipo 3:30 porque al otro día
salía temprano para Amsterdam. Me desperté tardísimo, esta vez no cumplí
con mi rutina diaria del baño por la mañana, y salí volando a la estación.
No me despedí de Mati!, re colgado…
Y de ahí salí para estas tierras Amsterdianas. Contaré mis andanzas por
aquí proximamente.
Nos veremos pronto, extrañandolos mucho, Pablo.

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