Ometepe

Nosotros dos no tenemos ningun problema.
Un poquito de sana envidia para ustedes, cálidos y afectuosos amigos, porque esta noche hay fiesta en el hostel, y se va a poner…
Vayamonos a Ometepe entonces. Cambiamos unidades de tiempo y lugar, y ya que estamos de acción.
A las 9 de la mañana salió el micro que nos llevaría a Rivas. Supuestamente partía a las 11:30 un Ferry hacia Ometepe (sí, es una isla). Salió el micro, e iba… iba… iba… y llegó. Eeeahhh.. .pensaron que se quedaba eh?, eh???. Putos.
Ok, en Rivas, un tachero se nos aproximó para ofrecernos llevarnos hasta San Jorge, donde se toma el Ferry. No teníamos mucho tiempo, pero necesitabamos cambiar plata y hacer la reserva para ir a San José 3 días después en Tica Bus (sí, esa empresa de las películas de Hollywood, los micros cómodos, que cumplen horarios; a diferencia de los chicken buses que veníamos tomando, que ya nos tienen podridos y queremos una puta ducha caliente putos centroamericanos de mierda). Bueno, es broma. Un poco en broma. Ok, antes de subirnos al Taxi se nos aproxima un hombre con una mochila enorme en sus espaldas, barba, y un trapo en la cabeza que usaba de gorro. Pregunta si puede venir con nosotros en el Taxi. 10 Córdobas cada uno (60 centavos de dolar). Se llamaba Estepán (no se como se escribe bien, pero se pronuncia con un acento a lo Sean Connery. Tienen que pararse de costado a lo 007 y decir su nombre bien fuerte en sus trabajos. Si la gente los mira raro diganlo más fuerte, hasta que se cansen de escucharlos, se den vuelta, murmuren algo – que seguro va a ser algo bueno – y sigan trabajando). Ok, Estepán entonces. Flor de personaje, la forma de hablar inglés que tenía. Ya contaré con mas profundidad. Nos subimos al taxi e hizo escala en Tica Bus primero. Me bajo. Jony se quedó cuidando que Estepán no se coma alguna rana del camino, y que el tachero no se vaya con nuestras cosas. Punto y aparte para lo que pasó entre esas cuatro paredes de Tica Bus.
Entro a la “oficina”, y resultó ser un bar, con unas 4 mesas. A mi derecha, un muchacho y una jovencita conversaban. Les pregunto para comprar pasaje hacia San José. Me contestan algo que no entiendo. El joven grita algo hacia una señora que colgaba ropa en el fondo (había una puerta al fondo del bar que daba a la casa de la señora). La mina viene, con una cara de orto terrible. Entra otra señora local en la oficina. Ok. Mejor resumo. La cuestión fue que yo quería averiguar los horarios de los buses a San José, y los horarios en los que venía el Ferry desde Ometepe (para hacer todo de corrido). La mina mala onda que atendía me dice: “Salen a las 8, a las 9, y a las 14”. Me tomé 3 segundos para ver cuál sería la forma más correcta de plantearle la siguiente pregunta, sabiendo la dificultad que tienen para entender cualquier cosa porque son estúpidos, que era: “hay algún ferry que me deje temprano para tomar el bus de las 8?”. Antes de que pasen estos 3 segundos, el muchacho me dice: “Salen a las 8, a las 9 y a las 2 de la tarde”. Giro la cabeza para observar su cara de troglodita, y me lo repite: “Salen a las 8, a las 9 y a las 2 de la tarde”. Me ofuscó un poco esta cuestión, pero quería preguntarles también si me perdía el bus de las 8, si podía tomar el de las 9. En ese instante, la muchacha sentada frente al jovencito, me dice: “Salen a las 8, a las 9 y a las 2 de la tarde”. Y justo atrás de esta, la señora que acababa de entrar me dice: “Salen a las 8, a las 9 y a las 2 de la tarde”. Giro, la miro, y con la mejor cara de orto que se me ocurrió, le digo: “Sí, ya los escuche a todos”. Me volvieron loco. Ahí me acerqué a la gorda que atendía el lugar, y traté de comunicarme con ella, pero realmente era casi imposible. Es difícil describir estas situaciones, porque a veces a uno no se le ocurre como alguien puede ser tan tonto de no entender cosas tan simples, y no es una cuestión idiomatica, y sé que voy a parecer ultra fascista leninista menemista estadista, pero cualquiera que haya estado en mexico (carla, sos testigo fiel de este tipo de situaciones, o no?), sabe que no estoy exagerando. Ok, la mina me dijo que había un ferry a las 6 am desde Ometepe, así que llegabamos tranquilos al bus de las 8, pero que si lo perdíamos podíamos tomar el de las 9. Pagamos 12,5 dolares cada uno, nos dieron nuestros boletos, y salimos a los pedos hacia el Ferry (no tuvimos tiempo de cambiar guita). Llegamos y un tipo nos dice: “Tienen que esperar hasta las 14:30, el Ferry ya se fue”… puteamos como la reputa madre, nos miramos sin saber que hacer… y el tipo agrega: “Pero hay uno saliendo ahora en 5 minutos”. Ok, ¿quién carajo los entiende?. Jony le agarró una pierna, yo la otra, y le sumergimos la cabeza en el hinodoro, mientras Estepán imitaba a una gallina. Subimos al barco, que era más bien pequeño, y las olas lo hacían moverse mucho (qué descriptivo es el mucho, me encanta). Tuvimos que negociar, pagar parte en dólares… no fue facil pero subimos. El viaje fue terrible. Nos sentamos mirando para atrás, porque no había asientos que den hacia adelante. Nos mareamos muchisimo. Era solo una hora. A la media hora no aguantaba más, y decidí pararme y ver si encontraba algún lugar para poder ver hacia adelante, aunque no vaya sentado. Eso me ayudó muchísimo y al rato ya estaba perfecto. Jony se las arregló mirando fijo a un antena en el horizonte (truco que nos enseñó Albert, o Pere, no me acuerdo). Llegamos a Ometepe. Nosotros queríamos ir al Zopilote, una especia de Finca de un Tano, que funcionaba como hostel. Nos lo había recomendado Clarisa la argenta de San Pedro / Utila / Bosque de Mardel. Salía justo un micro que iba para ese lado, pero no teníamos un mango. Tuvimos que ir a un banco y perdernos ese viaje. Despues del banco almorzamos algo con Estepán, y nos tomamos el micro de las 14 horas, que nos dejaría a 10 minutos de caminata del Zopilote. En el camino Jony estuvo hablando con un gringo al que le apasionaba el café. Le contó que en la casa se había mandado hacer una pileta que llenó de granos de café, y le gustaba nadar ahí adentro desnudo. Muy loco el tipo. A Jony le gustaba. Este gringo con dos minitas madre e hija yanquis estaban yendo a la Finca Magdalena, a media hora de caminata del Zopilote.
Bajamos del micro, y empezamos a caminar todos juntos: los 3 gringos, dos tanos (en realidad un tano y su novia ponja que hablaba un poco de italiano) y nosotros 3. Creo que había más gente caminando pero no recuerdo quién. Nosotros 3 caminabamos más rapido, y los tanos más lento, claro. O sea, si hay un grupo de 2, y uno se diferencia del otro por ser más rápido, entonces el otro se va a diferenciar del primero por ser más lento. Matemática pura dady.
Llegamos al Zopilote, que tenía un cartel que indicaba que quedaba a 200 metros subiendo por una montaña. No eran 200, eran como 1000. Llegamos bastante cansados, a las 17:30 ( a las 18 se hacía de noche ), y el tano nos dijo que no había lugar. Mierda. Ahí empezaron a hablar entre los dos italianos, pero él tampoco consiguió nada. Parece que tenía llena su capacidad de desagote de residuos, es decir, era todo ecológico, y ya habían como 30 personas durmiendo ahí, y los baños y filtros no le daban a basto si metía más gente. Igual no había camas, pero esta fue su respuesta cuando Estepán le preguntó si no podía tirar su carpa ahí. Bueno, empezamos a caminar rápidamente a la Finca Magdalena, que como les dije quedaba a media hora de ahí, y estabamos con nuestras mochilas, y se hacía de noche. Digamos, cuando decimos media hora, no nos referimos a una caminata por Libertador precisamente. Tampoco era el Amazonas. Era Ometepe. Caminamos, caminamos, caminamos.. y llegamos. Eeeahhh… pensaron que se iba a romper?, a romper qué si no ibamos en micro?… ya piensan cualquier boludez ustedes vieja.
A todo el mundo que le preguntabamos cuanto faltaba para la Finca Magdalena, nos decía 1 kilometro. 1 Kilometro después preguntabamos y recibíamos la misma respuesta. Creo que la última de todas estas respuestas fue cierta, porque un kilometro después encontramos un cartel de la Finca Magdalena. Lamentablemente este cartel decía “Finca Magdalena 1 Kilometro”, con una flecha que apuntaba hacia arriba de la montaña. Y bueh, a caminar. Finalmente llegamos, muy cansados, chivados, etc. Con mucho miedo de que nos digan que no tenían lugar. Por suerte había. Eeahhh.. nada. Tiramos las mochilas en el piso, y Estepán pidió una cerveza. En este lugar también tenías que pedir algo, y anotarlo en una libreta en tu cuenta. Me encantan los lugares en los que confían en la gente. Son tan primitivos. Ja. No, me encantan en serio. Así debería / deberíamos ser todo / todos, no?. Arrancamos con su cerveza, después pedimos una nosotros, etc.
Capítulo aparte: Estepán.
Viajaba hace 1 año y medio, le quedaba otro año y medio. 3 años en total. Cuando le dijimos que su mochila era enorme y pesadísima, su respuesta fue: “This is my house”. El tipo era genial. Había arrancado su viaje hablando solamente Checo, y aprendió solo ingles. Hizo Pakistán, Nueva Guinea, muchisimos paises, un recorrido muy loco. Cuando llegó a Australia, no lo dejaron entrar porque es experto en armas y había estado en Pakistán. Perdió 1100 dolares de un pasaje y tuvo que sacar otro. Al día siguiente, en una conversación con unas inglesas, le preguntamos cómo hacía para comunicarse, para pedir comida. Después les cuento su respuesta.
El acento de Estepán era lo más. Nos mostró una foto de él cuando laburaba, en traje, y no lo podías creer. Tenía 30 años, y se había escapado del laburo, no lo aguantaba más. Le pregunté, más tarde, cuando cenabamos, por qué comía tan rápido, y me explicó que en el laburo tenía sólo 10 minutos para comer. Nos explicó que al principio del viaje, como no sabía hablar ningún idioma salvo Checo, lo único que hacía era Big Smile, y sonreía mostrándonos. De esta forma conseguía por ejemplo dormir en casas de familia gratis, por su sonrisa. El chabón era una auténtica masa.
Ok, mientras cenabamos / tomabamos, una chica inglesa nos empezó a hablar. Era Katharine. Junto a ella estaban Eve y Dionne, la primera preciosa (en el momento me surgieron en la mente mil adjetivos positivos más, pero como su imagen se borró ligeramente con el paso del tiempo, simplemente utilizaré el de preciosa). La segunda era una negra muy bonita, descendiente de jamaiquinos. Pegamos muy buena onda. Eve se fue a dormir temprano, nos quedamos charlando un poco con Dionne y Katharine, hasta que escucho un acento familiar en la mesa de atrás. Eran argentos!. Tenían el mate arriba de la mesa, todo preparadito. Eran marido y mujer, y una chica amiga de ellos con la que viajaban. Buena onda, eran de San Pedro, y empezaron a explicarnos dónde quedaba hasta que las cortamos diciendoles que por supuesto ya habíamos ido. Conocían el camping donde paramos. Pusimos un poco de Los Redondos, Cadillacs, o no recuerdo exactamente qué. Debían ser las 23 horas y parecían las 3 de la mañana cuando nos fuimos a dormir.
Al otro día, me dí una ducha fría (y van….) y me senté a desayunar. El lugar era hermoso, todo Ometepe tenía una vibración especial. Despues nos daríamos cuenta que esa vibración era por el terremoto que iba a venir, que causaría 80 mil muertos y 400 desaparecidos. Ometepe es un pueblo que recién ahora está empezando a turistiquearse. La gente local todavía no estaba acostumbrada al turismo y tenían la mejor onda, lejos. Pero lejos eh. Jony escuchó una conversación entre dos señoras en el micro que nos llevó, que decían: “está habiendo más turismo”. Ok, la finca era bellísima. Flores de múltiples colores, un volcán de fondo, desayunando con este paisaje… me pedí una ensalada de frutas pequeña y un Gallo Pinto (arroz, huevo revuelto con tomate y cebolla, frijoles…) un desayuno muy raro para nosotros, pero al que ya nos acostumbramos un poco. Ahí desayunabamos Katharine, Eve y Dionne. Jony se levantó un poco más tarde. Ahora me viene un tanto la imagen de Eve a la cabeza en esa mañana, y era realmente preciosa, pero no voy a usar más adjetivos porque ya es un poco patético. Sólo diré que hay algo que me gusta mucho en algunas mujeres, y es cuando al sonreír cierran un poco los ojos… eso es parte de la sonrisa supongo. Soy un maricón, ¿no?.
Jony vino a desayunar con nosotros. Yo tarde creo que 2 horas en terminarme esos dos platos (la ensalada era enorme, y el gallo pinto ni les cuento). La idea era ir a andar a caballo con las 3 inglesas y Estepán, al que tuvimos que convencer porque no quería gastar mucho en Ometepe (tenía 70 dolares para este lugar y si gastaba mucho se tenía que ir antes). De todas formas andar a caballo ahí era muy barato y lo convencimos de toque. Me puse mis vaqueros especiales (jeans), y partimos. Bajamos hasta el pueblo, y nadie sabía nada de caballos. Making a long story short: no conseguimos caballos vieja. Caminamos hasta el Zopilote para que las chicas lo conozcan y para tomarnos una cervecita ahí. En el camino nos encontramos con dos personas (escoceses?, no se) que nos dijeron que en el Zopilote había un “bar” muy copado para tomar birra. Caminamos, sacamos fotitos, muy buena onda los 6. Subimos todo el camino hasta el zopilote. Llegamos cansados, y unos pibes que se albergaban ahí nos dicen que no hay cerveza. De todas formas fuimos a la recepción a preguntar y nos dijeron que sí. Compramos una para cada uno, y nos sentamos en la cocina al aire libre a tomarlas. Ah, Katharine nos había dicho que Buenos Aires le parece la mejor ciudad del mundo, que había estado en este viaje y que querían volver. Les dije que podían venir a casa (gallego andá haciendo lugar), así que lo iban a pensar. Charlamos de esto y aquello, conocimos a unos tanos que se albergaban ahí. Todo muy divertido. Nos cagamos de risa. Bajamos del zopilote, y decidimos comer algo en el restaurante del camino. La mina nos dijo que no tenía pollo para todos (en realidad no se si era un restaurante realmente… era muy raro… gallinas corriendo por todas partes, lleno de perros, etc). Le dijimos que haga lo que tenga de pollo, y que vaya trayendo cervezas. Las inglesas eran divertidisimas. Estepán empezó a explicarnos cómo hacía para pedir un huevo en Pakistán… fue la imitación más graciosa que vi en mi vida. Primero empezó con los cocorocó, agitando los brazos y moviendo la cabeza como una gallina, despues empezó a acelerar los movimientos, hasta que hizo como fuerza, llevó una mano atrás (al culo), y sacó la mano como si estuviese sosteniendo un huevo. Sus imitaciones de vacas, chanchos, ovejas, o lo que sea, eran geniales. El tipo era graciosisimo, y tenía la mejor risa que vi en mi vida. Nos cagamos de risa. Después tenía millones de moscas alrededor y estiraba la lengua intentando agarrar alguna. Qué tipo. Ah!, viene a Buenos Aires, por favor, tienen que conocerlo. La comida llegó, y el plato parecía bueno. Teníamos una mina alrededor nuestro que se encargaba de ahuyentar a los gatos, perros y gallinas que se nos acercaban. Los hombres comimos pollo, y las mujeres se resignaron a no tenerlo. Ofrecimos pero no quisieron. Terminamos la comida y volvimos al hostel. Ese plato nos mató. Al otro día yo estuve con una acidez de las peores (la segunda vez en mi vida que tuve acidez), y Jony estuvo vomitando toda la noche. Copado.
Bueno, volvimos al hostel, y la onda era llamar a Tica Bus para cambiar el boleto del otro día (viernes 13 de Enero del 2006) para el sábado. Sabíamos que era misión dificil hablar con “A las 8, a las 9 y a las 2 de la tarde”, pero teníamos que intentarlo. Habíamos pegado demasiada onda con la gente de Ometepe, el lugar era increíble. Ok, llamamos a la oficina de Rivas y el teléfono estaba mal, averiguamos en internet y el teléfono también estaba mal, pero la mina que nos atendió equivocado nos dió otro teléfono, que también estaba mal. Llamamos a Managua, y no atendía nadie. Insistimos, y daba ocupado, y así sucesivamente. No se de dónde sacamos otro teléfono y nos atendió un chofer de la compañía, que nos dió otro teléfono que también estaba mal. Bueno, dimos mil millones de vueltas. Finalmente llamamos a Tica Bus de no se qué pueblo, para ver si por sistema podían cambiarnos aunque no sea el lugar donde compramos el pasaje… pero de qué sistema estoy hablando? qué inocente…la mina nos dijo que la única forma era hablando con Rivas, pero que de todas formas el bus del sábado estaba lleno.
Ok, volveríamos el viernes 13 entonces. El problema era que para llegar a las 8 a Tica Bus, teníamos que tomarnos el Ferry de las 6:30, al cual no llegabamos, por estar a 2 horas y pico del ferry. El primer micro hacia el ferry pasaba a las 4:30. Teníamos que despertarnos a las 3:30, caminar de noche por una bajada jodida, dormidos, tomarnos el micro a las 4:30, ferry a las 6:30, taxi a Tica Bus, y rezar porque haya lugar en el micro de las 9 por haber perdido el de las 8.
Ok, no nos quedaba otra.
Esa noche las inglesas estaban un poco borrachas, la mejor onda. Tenían un par de botellas de ron…etc, fue muy gracioso todo. Conocimos a un par de personas más, uno parecido a Fede Felman. Fuimos a nuestro cuarto todos, y Fede Felman se cambió de cuarto porque pensó que la fiesta iba a seguir ahí adentro (estabamos todos demasiado pilas). Ok, la fiesta no siguió, pero nos quedamos charlando en las camas, y el Checo Loco tiraba comentarios graciosos en checo (graciosos para el porque nadie los entendia), pero su forma de gritar y de hablar hacia que nos recaguemos todos de risa. Ah, la noche anterior y esa noche, una rubia de rastas que dormía en nuestro cuarto se puso en tetas para cambiarse (estaba en tanga), y no nos dejó dormir casi nada en ninguna de las dos noches por esa imagen. Ok, prosigamos.
Nos dormimos, y al otro día a las 4:15 estabamos bajando corriendo a la noche para alcanzar el micro que pasaba a las 4:30 por el camino de tierra. Si lo perdíamos, perdíamos el ferry, perdíamos el Tica Bus, y no ibamos a poder viajar hasta no sabíamos cuando. Bajamos a los pedos, en la oscuridad, cagados en las patas de que aparezca alguien/algo, y a Jony se le rompe una ojota. Bueno, tuvo que bajar todo descalzo porque no teniamos tiempo de hacer una escala para que se ponga las zapatillas. Llegamos abajo, y el micro estaba 100 metros adelante de la ruta. Empiezo a correrlo, para frenarlo hasta que llegue Jony que venía descalzo. Llegamos justito, como a todos los micros de todo el viaje. Salió ahí de toque, y a las 2 horas estabamos en el Ferry saliendo para Rivas; este viaje estuvo mucho más calmo porque lo hicimos mirando siempre hacia adelante, como Colón en el Carajo.
Ok, nos tenemos que ir porque nos van a cobrar una fortuna el internec.
Los quiero mucho.
Picos, Pablo.
Carlita: Se dice Ometepe, y no OmePETE…

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