San José, Costa Rica

El bote llegó sano y salvo a San Jorge.

Atrás habían quedado las hermosas inglesas, el carismático, loco y agradable Estepán, y la rasta nudista (o desnudista, no se). Continudista.
Tomamos un taxi que nos dejó en Rivas (10 minutos de viaje), entramos al barcito que oficia de oficina de Tica Bus, y la gorda nos recibió con su típica cara de orto. Ah, a todo esto…
Teníamos miedo de no llegar a las 8 am, y que la gorda no cumpla con lo que había dicho: que haya lugar en el de las 9 am. Por suerte llegamos a las 7:59, y el micro no había pasado todavía.
Los pasajeros eramos 6. La gorda había anotado cuidadosamente en su cuaderno nuestros nombres, y su única función era llamar a Managua para informar quienes viajarían, leyendo de su cuaderno.
Llegó el micro, colocamos los bolsos en los compartimentos para bolsos de abajo del micro, y subimos. Nos sentamos, y el conductor nos llama. Nos asomamos a ver qué carajo quiere, y nos dice que no hay lugar. Ok, ya era demasiado. Habíamos comprado el pasaje hace 3 días, para el micro de las 8 am, era ese día, y ese micro. Le decimos que no nos bajamos.
“Ah, no se bajan?”, nos dice, enojado.
Nos vamos a las manos, pienso.
Jony mientras tanto pensaba que le gustaba el conductor, su forma de hablar y de manifestarse, y su olor masculino.
El tipo y su acompañante sacan nuestros bolsos del compartimento para bolsos. Estamos en problemas. No nos podemos quedar en el micro si nuestros bolsos están en la calle. Así que uno de nosotros se quedó, mientras el otro cuidaba los bolsos. El conductor aseguraba que en el micro de las 9 am había lugar, y sino en el de las 10:30. Le dije que llame al chofer del otro micro, me de el teléfono a mi, y si me confirmaba que había lugar no teníamos problema en esperar una hora más. Por supuesto, el tipo estaba inventando que había lugar para salir de ahí rápido. Jony fue a buscar a la gorda que nos había vendido los boletos. No había sido culpa de ella. Aparentemente alguien que tenía que ir en otro micro se había subido a este. Ahora no lo podían bajar en cualquier pueblo de morondanga como Rivas.
A todo esto, los choferes tienen que pagar una multa zarpada si los pescan con gente de pie, y la pagan ellos y no la empresa.
Los choferes sacaron un listado con los pasajeros que tenían que viajar en ese micro, y figuraban Mauro Dana (o sea yo), y Jonathan Sein (mi Primo que en realidad se apellida Stern). A partir de eso nos agrandamos: viajamos acá vieja.
La cuestión se terminó resolviendo cuando los choferes hicieron que una señora se baje porque había comprado boleto para el de las 9 am. El gordo gigante y horrible que la había acompañado a la parada empezó a los gritos. Nosotros defendíamos al chofer, porque la empresa era un desastre y él no tenía la culpa de la desorganización. Por supuesto el gordo gigante y horrible no entendía razones. Bueno, terminamos subiendo, Jony sentado y yo parado. La gente se reía de nuestros argentochistes, que uno iba a viajar en el inodoro del micro, y boludeces así.
El ayudante del conductor me dijo que enseguida me lo solucionaba, pero no entendíamos cómo lo iba a solucionar si había un asiento menos. Lindo chamuyo.
Llegamos a la frontera, hicimos los trámites migratorios, y logramos sentarnos ambos porque mandaron a una minita a sentarse al lado del conductor cuando el ayudante de santa se bajó.
Llegamos a San José, y la idea era seguir viaje (eran 3 horas más) hasta Puerto Viejo. Ya estabamos muertos de cansancio de viajar, dolor de cabeza, etc… y no había sido un viaje tan largo, pero la acumulación de viajes… aparentemente no se conseguían micros a esa hora para ir a Puerto Viejo. Intentamos conseguir un taxi pero ninguno nos quería llevar hasta el Hostel. Uno nos ofreció usar su celular para demostrarnos que no había lugar en el hostel al que queríamos ir. Marcó un número cualquiera (yo vi que no marcó el que le decíamos) y me dió el tubo. Atendió una señora que me dijo que no había lugar. Muy bizarro todo, porque tampoco nos ofreció ir a otro hotel.  Despues vimos un cartel en nuestro hostel que decía: “Si un taxista le dice que aquí no tenemos lugar, no le haga caso, se trata de un truco para llevarlo a un hotel que él conozca y ganar una comisión – los choferes pueden hasta llamar a alguien conocido por ellos y pasarle el teléfono para que le diga que no hay lugar -“. Eso fue lo que nos había pasado. Paramos un par de taxis más pero decían o que no sabían donde quedaba, o que se desviaban mucho. Despues descubrimos que era horario de cambio de turno de taxis. Por fin encontramos uno que nos llevó hasta el hostel Pangea. Entramos y la recepcionista se parecía mucho a Pame, mucho mucho. Nos atendió muy bien, y ya sentíamos un poco más la civilización. Por fin. Nos indicó todo lo que queríamos saber perfectamente. Eran 10 dolares, con agua caliente, y el hostel parecía muy copado. Habían dos complejos: uno con cocina y el otro con pileta, a 2 cuadras uno del otro. Dijeron que había más movimiento en el otro, más gente jóven (en el de la pile). Así que decidimos dormir en el otro con la pile, y cocinar en este. Nos fuimos al otro, estuvimos un rato ahí, dejamos las cosas, compramos comida, y fuimos al de la cocina. Estuvimos un rato usando internet, conocimos a dos chicas israelies Maya y Danielle muy copadas y bonitas. Ya hablaré más de ellas. Miramos un poco de tele, relax… hicimos una sopita de pollo con sopa de letras. Jony trataba de armar oraciones con las letras, y cuando encontraba una oración que le gustaba, se la comía. Escuchamos que una le decía a la otra Shabat Shalom, y Jony contestó automáticamente lo mismo. Yo les dije Kurnicova Navratilova Eslotoviasda. Decidimos dormir en este hostel con cocina que era mucho más hogareño, así que fuimos a buscar nuestros bolsos, y a comprar un vino para hacer el Kidush. Compramos un Trapiche Malbec riquísimo.
Volvimos al hostel, y las israelíes nos dieron lo que les había sobrado de una comida increíble, como unos fideos con brócoli. Despues empezamos a cocinar y nos ofrecieron 20 veces ayuda. Nos dijeron que no era sano que cenemos tan tarde, y nos cuidaban. Era muy gracioso. Qué judías… divinas. Tomamos el vinito con ellas, charlamos hasta tarde. Jony se quería casar con Maya. Las dos estaban de novias. Nos contaron anécdotas de la tzavá, etc… fue divertido. N os fuimos a dormir, no había pilas para nada.
Ah, antes me di una ducha; otra vez se cortó el agua caliente en la mitad y me recagué de frío como un maricón tratando de sacarme el agua. Ya somos dos maricas con este tema del agua fría. En Omepete nos habíamos bañado en dos duchas contiguas, y los dos pegando grititos muy putos por el agua helada.
Ah, en este hostel nos encontramos con Mikaela y Cristina, dos suecas que habían estado en el Bearded Monkey con nosotros. Nos dijeron que las despertemos a la mañana temprano cuando salgamos para Puerto Viejo así venían con nosotros.
Al otro día, agarramos las cosas, nos despedimos de las israelíes que se iban para el pacífico de Costa Rica, y salimos los 4 hacia la estación de micros. Quedaban 4 boletos. Increíble, siempre todo a último momento. El viaje fue duro. Sólo 4 horas, pero ya no aguantamos un micro más. Ah, en ese micro también venían Johann y Frederick, dos suecos más.
Llegamos a Puerto Viejo, y empezamos a caminar los 6 hacia Rocking J’s, uno de los hostels más populares del lugar. Las inglesas nos habían dicho que el lugar estaba bien, pero que la onda no tanto… muchos surfers, etc. Llegamos, y no quedaba lugar en los Dorms, sólo en carpas. Teníamos que compartir la carpa #13 con Jony, y para los suecos no había nada de lugar, sólo hamacas paraguayas. Así que se fueron a otro hostel. La minita nos consiguió una carpa más, así que terminamos durmiendo en dos carpas por separado. En cada carpa había un colchón con sábanas y almohada, así que era muy cómodo, como tener un cuarto para vos sólo, sin ronquidos, etc.
Así llegamos a Puerto Viejo.
Qué mail menos inspirado… no?, tuvimos un día muy agotado en la playa, nadando, saltando olas, jugando un partidito de futbol, etc…
Al siguiente le meto más pilas.
Un abrazo fuerte fuerte, Pablo.

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *