Lago Como – Menaggio – Varena – Belaggio (38)
Y seguimos nomás…
Llegué a Como pasado el mediodía. Empecé a seguir carteles que indicaban
el sentido de la Oficina de Turismo. Quería preguntar por un mapa y un
hostel. Como siempre en Europa, uno sigue un cartel, y no encuentra ni la
Oficina de Turismo, ni un cartel que indique un nuevo sentido. Dando
vueltas buscando la Oficina o un nuevo cartel, me crucé con otro cartel
indicando la orientación para un hostel de Hostelling International. Lo
seguí. Despues de caminar 10 cuadras, sin encontrar ningún otro cartel,
empecé a preguntarme si me estaban haciendo una broma, o si me habré
pasado. Entré a un negocio de ropa, pensando que me iban a sacar cagando
podridos de estos mochileros de mierda que se pierden y preguntan siempre
en el mismo lugar, y la señora muy amable, con una sonrisa divina, me
indica cómo seguir para el hostel.
Lo encontré. Estaba cerrado hasta Abril. A todo esto, les explico, a
ustedes, por qué fui a Lago Como. En Berlín conocí a una chica de
California de nombre Stef, que me dijo que vaya sí o sí a Menaggio, uno
de los pueblitos en las orillas del Lago Como. Me escribió exactamente lo
que tenía que hacer cada día. Divina la piba. Entonces, de Como me tomé
un bondi a Menaggio. El paisaje: increible. Muy parecido a los paisajes
que se encuentran en el sur argentino: un lago, con montañas alrededor, y
casitas poblando las orillas del lago.
El hostel era precioso. Construido sobre la montaña, con vista al lago
desde una altura perfecta. Salí a caminar un rato, y volví a descansar y a
leer. Al rato entra Pino, un tano psicologo comunista, con una barba y una
ropa que decían “somos todos iguales, camarada”. Se fue a dar una ducha, e
increiblemente el olor a chivo continuó emanando de su cuerpo cual si
fuera inmune (el olor, no?). Cual si fuera de embarazada. Nos pusimos a
charlar. Hablaba un español entendible, aunque decía que no era lo
suficientemente bueno como para hablar de temas serios. Salimos a cenar.
Entramos a un
restaurante que parecía tener precios pasables. Me comí unos fideos a la
bolognesa, con una coca cola. El se pidió unos fideos, con una copa de
vino y agua. Despues me invitó con un café.
Pino. Vivía en una casa popular en Milano, así la definió él. Había sido
ocupa en su juventud. Era psicólogo hace unos 10 años, y por culpa de la
crisis, según me dijo, se veía obligado a trabajar algunos días a la
semana en Menaggio y en Dongo, un pueblito por ahí cerca. Me contó de los
movimientos de izquierda que se dieron en Italia en su juventud, que los
condidera muy parecidos a los que se dieron en Argentina hace 2 años.
Charlar de igual a igual con un psicólogo me resultó algo raro. Conozco
muchos, o muchas psicologos/as que no me tratan profesionalmente, y con
los que puedo hablar sin sentir nada raro, pero con Pino era diferente. No
se por qué.
Me preguntó si tenía ganas de caminar, y me pareció buena idea.
Recorrimos el pueblo de noche, caminando al lado del lago. Veíamos a lo
lejos las luces de las casas en los pueblos vecinos. Volvimos al hostel y
seguí con mi lectura. Orwell me estaba enganchando bastante con su Homage
To Catalunia. Saludamos a un alemán que dormía en nuestro cuarto. A
dormir.
A las 7 de la mañana la alarma de mi reloj sonó. Era hora de despertar a
Pino, que tenía que irse a trabajar y no tenía despertador. Lo desperté y
me puse a leer. A esta altura George ya estaba en la guerra, en las
trincheras, cagandose de frío. Me di una ducha, y bajé a desayunar. Pan,
manteca, dulce, yogur, café y jugo. Un muy buen desayuno. De ahí compré un
Biglietti Giornalero, o como se llame, que sirve para ir a Varena,
Belaggio y de vuelta a Menaggio. Me tomé el barquito a Varena. Caminé un
rato, hasta que me di cuenta que lo único que había para hacer era ir al
Castelo Vezio, así que empecé a seguir los carteles. Se imaginarán lo que
pasó: los carteles no llevaban a ninguna parte, y terminé caminando unos
15678 Kilometros en subida. Igualmente fue una caminata muy linda que me
permitió ver el paisaje desde un ángulo excelente. De ahí a Belaggio, a
caminar por cualquier parte. Hermosos lugares. A las 16:30 me tomé el
barco de vuelta a Menaggio. Tenía hambre, y era inadmisible economicamente
comer en cualquiera de esos lugares. Ya en Menaggio, fui al super e hice
algunas compras.
De vuelta en el hostel, me senté al aire libre a mirar el paisaje y a
leer un rato. Relax absoluto. Empezó a refrescar, así que subí al cuarto y
seguí leyendo ahí. Entra en escena John. Me dice que es mitad italiano,
mitad inglés, pero que vive en Inglaterra. Tiene una pinta de puto
tremenda. Che, hablando de eso… se están empezando a tirar todos???, que
onda?, la Pradón se intentó matar y cayó en un árbol?, puede ser más
boluda???. A ver si vuelvo a Buenos Aires y se termina la televisión
basura porque se mataron todos… Bueno, John pela una notebook, y me
pregunta si se usarla. Le digo que sí, y enseguida me arrepiento, aunque
despues me sirvió haberselo dicho. Me pide que le cree una cuenta en
hotmail paraguas, porque lo intentó varias veces y nunca pudo. Se la creo.
Resulta que lo que le faltó hacer era completar el textbox con lo que se
lee en la imagen. Despues de crearle la cuenta me ofrece usar su
computadora. Me dice que paga 20 Euros por mes con VodaFone, y con eso
puede conectar la notebook al celular y usar ilimitado. Para mi está
equivocado, y le deben cobrar por minuto. Pero esto es Europa y todo es
posible. Usé internet por un buen rato, despues vino un francés que dormía
en nuestro cuarto y trabajaba en invierno en un centro de esquí, y en
verano en el hostel donde estabamos en Menaggio. Había ido a pasar el fin
de semana y a avisar que ese verano trabajaba ahí. Despues John empezó a
hablar de futbol, dijo que le encantaba, y bla bla bla. Despues me
preguntó por las mujeres argentinas. Pero la pinta de puto que tenía es
inexplicable. Me voy a cenar. Encuentro un restaurant que parece muy
bueno, y de precios razonables. Llegó un punto en el que necesitaba cortar
con los hidratos de carbono, con el pan, con todo eso, y comer un buen
pedazo de carne. Me pido un pedazo de pollo, me pregunta la señora si
quiero un acompañamiento, y le digo que no. Me dió cosa también decirle
que no quería tomar nada, así que me pedí una coca. Al rato me traen el
pollo, con una lechuga en el costado para que no parezca tan rata. Empiezo
a comer, y la mina me trae un plato con papas fritas, y me sonría como
diciendo: “acá está todo bien con los vagabundos”. Bueno, no fue esa la
sonrisa exactamente, estuvo divina la mina. Pagué el pollo, más unos 2
Euros por una latita de coca, y le dejé algo de propina. Salgo a caminar,
a buscar un teléfono para llamar a Tatu, la prima de mi viejo, para
avisarle que el día siguiente voy a Milano (ella vive en Milano, se
entiende?). No hay teléfonos con monedas, son todos con tarjeta. Despues
de no encontrar teléfono, empiezo a buscar un puesto de tabaco para
llevarle un paquete de Camel a John, que me había pedido, pero no
encontré nada abierto. Volví al hostel, subí al cuarto, leí y me dormí.
17/03/04.
Despierto. Ultimo desayuno en ese hostel. Como siempre me dispongo a comer
lo máximo posible. Dos yogures, mil panes, cafe, jugo. Buenisimo. Me tomo
un micro a Como, donde está la estación de tren a Milano. Ya en la
estación llamo a Tatu, la prima de mi viejo, quien me atiende
entusiasmadisima. Le digo que en una hora estoy en Milano, tiempo que toma
el tren en llegar, y me dice que cuando llegue camine hacia la casa de
Monda (su mamá, tía de mi viejo) que vive muy cerca de la estación. Y así
hago. Espero el tren, y nuevamente los miedos de llegar a una de las
principales ciudades de uno de los paises que apoyaron a eeuu en la guerra
toman presencia. No pasó nada, obviamente, sino se hubieran enterado.
Y llegué a Milano.
Cariños.