Cruzamos entonces la frontera hacia Zambia. El norte de Namibia nos obligaba a dejar atrás lo que hasta el momento nos había parecido Alemania, y adentrarnos en una Africa verdadera: mucha gente caminando a los costados de la ruta, muchos chicos, ningún anciano, mucha pobreza, muchas mujeres llevando baldes gigantes de agua en las cabezas o maderas.
Salimos de Namibia sin problemas, y estacionamos el auto para iniciar los trámites de Zambia. Mucha gente trabajando en la frontera (vaya uno a saber de qué). Un gordo gigante estaba parado en la puerta de migraciones con su ropa de milico multicolores, muy graciosa. Parecía una representación de un gordo milico de Zambia con ropa multicolor hecha por Hollywood. Muy poco real.
Entramos en migraciones, y le pedimos a un gordo mala onda (¿todos los de migraciones tienen que ser mala onda?) que nos de una Multiple Entry Visa para su país Zambia. Dice que no nos puede dar multiple entry, que solo nos puede dar Single. Eso significaba que no ibamos a poder ver las Victoria Falls del lado de Zimbabwe y volver a Zambia. Una puta mierda. El tipo hace todos los tramites, sella, y vemos en una pared la tarifa de la Double Entry Visa. Le preguntamos, y esa sí la podía hacer. Pero la concha de tu madre gordo retrasado. Puso CANCELLED en la Single, y nos dio una Double. No tenía cambio en verdes, así que nos mandó al primer trailer. Las oficinas de la frontera de Zambia estaban como en containers, y cada container era una oficina. Muy loco. Pagamos no se qué garompa de road tax, después no se qué otra garompa de no se qué, despues se nos acerca un tipo buena onda y dice que pasemos por su oficina después de todo. Por alguna razón entendimos que nos iba a dar la Multiple Entry por el precio de la Double, de buena onda.
Terminamos de circular por containers y fuimos a pagarle al gordo. Qué aburrido se está poniendo esto. Bueno, mil burocracias y trámites, hasta que el gordo – despues que paguemos – empieza a ponerle onda. “Ah, Argentina… y Maradona?”… casi no entendíamos lo que decía, y era tan seco que parecía mala onda aunque nos estaba haciendo chistes malísimos. “Where are the girls?”… “She’s my girl” le digo, y lo señalo a Duby.
Entramos en la oficina del tipo que nos iba a dar la multiple entry, y en realidad nos quería vender un seguro para el auto. Eran 30 dolares más. Intentamos zafarla diciendole “pero no necesitamos los 30 dias, si vamos a estar 5 en zambia nada mas”… nada… es obligatorio, sino vamos presos. Joya. Pagamos.
Terminamos con todo con un dolor en el ojete de 120 dólares cada uno. Cómo carajo quieren mejorar el turismo así. El último trámite era sin plata de por medio, en una oficina con unos milicos. Primero me cagó a pedos por completar un formulario así nomás.. dejé en blanco cosas como chasis del motor, engine number, domicilio en zambia… paja. Lo completé, el tipo pasó todo a la compu, y ahí nos empezó a explicar algo… el tipo nos quería decir que cuando salgamos de Zambia teníamos que entregar un papel en la frontera. Pero cuando el tipo dice: “When you leave Zambia…” Duby interpretó que se trataba de una pregunta y lo interrumpió diciendo: “We don’t know when we are leaving Zambia”. El tipo siguió insistiendo subiendo el volumen: “When you leave Zambia” y Duby más fuerte: “WE DONT KNOW WHEN!” Fueron subiendo el volumen cada vez más, hasta que entendí la situación y le expliqué a Duby que el tipo nos estaba diciendo lo que teníamos que hacer al dejar Zambia, que no era una pregunta. Casi se van a las manos por esa confusión el milico y Duby.
WE DONT KNOW WHEN WE ARE GOING TO LEAVE ZAMBIA!!!!!!
Vimos a los tanos de Popa Falls en el libro de migraciones…
Avanzamos por la ruta de Zambia. No podíamos creer dónde estabamos. Una locura. De por sí muy diferentes las rutas. Llenas de gente. Mucho más parecido a lo que nos imaginabamos por “Africa”. De la montaña por alguna razón desembocaban ríos de arena sobre la ruta, que teníamos que esquivar. Mucha mucha gente caminando por los costados, haciendo dedo, etc.
Llegamos al Jollyboys en la decente ciudad de Livingstone. Tomamos un atajo que nos salió de casualidad por un museo y subiendonos a la vereda un toque. Ese atajo nos acompañó hasta el final de nuestros días en Livingstone.
Conocimos a Faith, la negra recepcionista del Jollyboys. Buena onda la mina. Duby la empezó a joder que la novia de Bernardo se llama igual, etc. Nos dijo que por una sola noche tenía un cuarto de 8 dólares, en un dorm de 16 camas. Que la siguiente nos teníamso que cambiar a uno de 12 dólares con menos camas. No podíamos acampar porque no había lugar para la carpa sobre la 4×4.
Corto acá el mail… lo que sigue marcó para nosotros el despegue del viaje. Los últimos 10 días fueron una locura.
Saludos.