Ok, estoy un poco en pedo pero nada detiene a la creación pagjijfaksdlfnasjkdnjaskhdiuewndaslkda
De una pizza de puta madre en el Funky Munkey nos fuimos al orfanato con resaca. Duby primero había estado en la pile con las suecas mientras yo me recuperaba de la resaca. El camino hacia el orfanato era bien punga tipo 11. Preguntamos y llegamos. Medio que estoy transcribiendo algo que escribimos con Duby en el avión hoy porque no me dan mucho las neuronas.
Llegamos al orfanato y enseguida me sentí raro. Un poco como un europeo que paga por el “villa tour”. Un sentimiento de mierda. Al final, ¿para qué habíamos ido al orfanato?, ¿para que los pibes se diviertan jugando con nosotros?, ¿aprendan algo?, ¿o para escribir un mail de mierda contando cómo jugamos a la pelota en un orfanato africano? Bueno, eso sentía al menos en el momento… un sentimiento no muy lindo. Tampoco es que me mataba el remordimiento ni nada, pero creo que si tengo que materializar el sentimiento exprensandolo con exageración, escribiría lo que acabo de escribir.
Recorrimos un poco con una de las minas del orfanato, una de las profesoras /monjas / ayudadoras /quien sabe.. que andaba descalza. Copada la mina. Medio que la mina nos preguntó qué queríamos hacer, como diciendo: “¿quieren ir a la space mountain o a la splash?”. Le dijimos que queríamos jugar al futbol con los pibes.
Los pibes se juntaron en la cancha de futbol con muchas ganas. Todos descalzos, así que nos sacamos las ojotas. Duby apeló a sus conocimientos de madrij, y al toque habíamos armado dos equipos, y les habíamos puesto nombres a los equipos. Por alguna razón se armó un equipo de pibes más grandes (tipo 17 años) conmigo, contra un equipo de pibes de 10 años con Duby. Los bailamos, obvio. Los pendejos no cazaban una. Duby me pedía por favor que lo deje hacer un gol para que sus pendejos se pongan contentos, pero yo ni loco lo dejaba. Cuando ibamos 6 a 0 ganando los más grandes, le tiro un caño frustrado a Duby, recupera la pelota, y gol de ellos. 6 a 1. Decidimos cambiar de equipos, y paso yo al contrario. Creo que estabamos a altura, porque no podíamos más. Los pendejos seguían como si nada. Duby se fue a buscar agua al auto, y me quedé yo atajando. Agarro la bocha en una que se fue, y le pego un chumbazo al area contraria, bastante lejos. Un pendejo medio que cabecea y le pelota entra directo. Los pibes no lo podían creer. Por fin le habían hecho un gol a los grandotes. Fue un gran momento. Me puse muy contento con nuestro gol.
Al toque no aguanté más del cansancio y me fui a sentar con unas nenitas al costado de la cancha con Duby. Empezamos a enseñarles a jugar al tateti pero no lo entendían. Les dejaba el cuadrado del medio para que me ganen pero me lo dejaban libre. Eran chiquitas igual. Al rato llegaron algunos nenes más, y empezamos a hacer dibujos en el piso. Después lo dibujé a Duby y le iba poniendo caras que él representaba. Le ponía cara de triste y se ponía triste. Los pibes despues entendieron el juego y empezaron a dibujar cosas para que Duby represente en la realidad. Era como tener su propia marioneta, su propio muñeco de brujerías. Despues los hicimos hacer cuentas matemáticas. Duby arrancó con un 3 + 4 y una nena dibujó un 7. Yo me zarpé, obvio, y puse 437+584, y una nena, después de pocos segundos, escribió abajo el resultado real (que ni loco me pongo a ver cuál es ahora). Una genia la nena.
Hicimos una foto con el equipo de futbol, y nos sentamos a charlar con unas nenas más grandes, de unos 15 años. Una de ellas quería ser piloto, y la me puse a pensar cómo ayudarla posta a que llegue a eso. Sería increible. La piba de un orfanato… a piloto. Grosa. Agarramos todo lo que teníamos en la camioneta, toda nuestra comida, nuestros arroces, latas de porotos, arbejas, cosas… de todo, y se lo dejamos a la mina del orfanato. Despues quería que le compremos unas cosas para ayudar a juntar plata, pero no quisimos. Nos fuimos.
De vuelta en el hostel, a nuestra realidad primermundística, sin culpas, Duby les dice a nuestras Suequitas que “Pablo les va a cocinar algo bien argentino”. Pintaba hacer una tortilla de papas con algo más para compartir con las suecas. Nos subimos a la camioneta. Vale decir que no es una doble cabina, así que ibamos medio apretados Amanda, Charlotta, Duby y yo. Fuimos a un super: cerrado. Malditos supermercados. Creo que afuera de Argentina todo cierra a las 20 hs. Somos los únicos sumisos que laburamos lo que nos pidan. Terminamos en una estación de servicio comprando fideos y una salsa ya hecha. Un desastre la comida típica argenta.
También compramos unos “double punch” que nos había recomendado Emily, unos plastiquitos tipo naranjú pero con mucho menos líquido y sin congelar, con mucho alcohol pero que no se notaba, que levantaba como piña. Compramos como 5, aunque las suecas no querían tomar ni ponerle pilas parecía.
Llegamos al hostel, cocinamos los fideos con la salsa. La onda era cocinar para nosotros 2 y como 6 suecas. Cenamos nosotros dos con las suecas. Duby en una punta de la mesa, y yo en la otra. Buena onda las chicas. Pidieron un speech de los argentos y Duby se mandó un chamuyo muy bueno. Yo pedí unos minutos para pensar en algo que amerite, pero finalmente no dije nada. En algún momento surgió el tema de conversación romance entre Duby y Amanda, y una sueca nueva que no sabía nada me pregunta: “So Pablo, who between this beautiful girls have you chosen?”… a lo que tuve que responder como un gonca: “Oh… I’m a gentleman, I can’t say”. Hubiera estado bueno decir: “La verdad es que me cabe Charlotta, pero como está de novia, Susanne va como piña”. No daba creo.
La gente fue abandonando la mesa, y quedamos una sueca también nueva que había llegado ese día a Livingstone, que no me acuerdo el nombre y yo. Nos pusimos a charlar y buena onda. A dormir.
Ahora va a pasar algo que les va a parecer raro, pero todo pasó como lo voy a contar.
Estoy durmiendo plácidamente en mi cama, y me decido a ir al baño. Me siento en la cama, y pego un estirón hacia adelante intentando apoyar los pies en el piso. En este momento me di cuenta que estaba sentado en una cama marinera, y que mis pies en lugar de caer en el piso, habían caído en la espalda de una china que dormía abajo de mi cama. Tremenda patada le pegué a la china, y caí con manos y rodilla contra el piso. Lo que sigue es una mezcla entre lo que yo recuerdo y lo que Duby me contó al día siguiente al haberse despertado por mi golpe contra el piso y por los gritos de la china. La onda es, yo me logré parar en el piso y empecé a tocarme las rodillas a ver si me sangraban o si me había quebrado algo, medio dormido, medio sonámbulo, medio pelotudo. La china gritando:” mmmmm mmmmmmmmmmmmmmm mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm” como gimiendo de dolor pero sin emitir gritos. Como conteniéndose el dolor, y al mismo tiempo diciendome: “SIR YOU HIT ME, SIR YOU HURT ME”. Yo no le contestaba nada. No se si estaba en estado de shock, revisando mis golpes, o qué mierda, pero lo que sí se es que a Duby sí le contestaba. Me preguntaba si estaba bien y yo le contestaba que sí, pero la pobre china que gritaba y se quejaba no le daba ni bola. Me subí rápido a la cama con verguenza (creo, estaba dormido) y todos los chinos parientes de la china golpeada empezaron a prender sus linternas sin entender qué pasaba y a iluminarlas hacia nosotros. Mucho quilombo. Al rato creo que se aburrieron, apagaron las linternas y se durmieron como yo.
Al día siguiente tenía moretones en las rodillas, y el dedo meñique de la mano derecha más inflamado que sapo fumando. Duby me cuenta lo que pasó la noche anterior. Yo recordaba la caída, el golpe, todo, menos los gritos de la china. Le tuve que pedir perdón a la pobre mina, mostrándole mi dedo meñique y diciendole: “creo que me rompí el dedo, voy a tener que ir al hospital” para que no se enoje mucho. Buena onda la china. Me dieron ganas de agregar: “La verdad es que siempre le pego patadas a chinas antes de dormir, es mi deporte preferido”.
En realidad eran de korea del sur, pero en el momento no lo sabía.
Nos fuimos a cambiar guita y a comprar una venda para mi dedo. La onda era unir el meñique con el de al lado para evitar que se mueva mucho, y evitar ir a un hospital en Zambia y contagiarme sida. Esa era la onda. Me bajé de la camioneta y me metí en una farmacia. Buena onda el farmacéutico y me dio una venda copada con buena onda y eso. Salí y me di cuenta que Duby no me había visto entrar a la farmacia, así que había desaparecido. Además de cambiar plata y comprar la venda, la onda era imprimir la foto con los pibes del orfanato para regalarselas. Así que supuse que Duby había ido a hacer eso. Me quedé buscandolo por las dos cuadras vecinas a la farmacia sin suerte, hasta que me encontré con un dealer de faso que habíamos conocido la tarde anterior. Le había dicho que a las 18 hs iba a la plaza a ver si le compraba, pero nunca fui, así que me tenía medio acorralado. Empecé a negociar, llegó Duby, nos subimos al auto, terminamos de negociar en el auto, y por bastante poca plata, tipo 2 dólares, nos dio un poco de fasooooo.
Volvimos al hostel y nos despedimos amorosamente de las suecas. De nuevo en la 4×4, vemos que no funciona el aire acondicionado. Le preguntamos a los seguratas del hostel si sabían qué onda y se pusieron a verlo entre 5 tipos. Muy loco. Todos revisando fusibles, abriendo el capot, sacando, poniendo. En un momento se me ocurre ver algo en la fusilera de adentro de la cabina, y casi sin tocar nada, empezó a andar. Nunca sabré si lo arreglaron ellos por lo que estaban tocando en el capot o yo en la cabina. No sabíamos si correspondía dejarles algo de guita, o qué, así que les regalamos los 5 double punch.
Este es un momento importante en el viaje, porque el recorrido original era Namibia -> Vic Falls -> Botswana… pero llevabamos poco más de una semana de viaje, y no estabamos en condiciones de ir a Botswana todavía. Nos sobraría mucho tiempo. Decidimos ver qué onda Zambia. Primer cambio de planes del viaje: conocer un país más.
Encaramos entonces la ruta hacia Lusaka, capital de Zambia. Una ruta de mierda por los primeros 150 Km, llena de pozos, cosa de locos. En el camino nos para la policía para un control de rutina. Como siempre muy duros al principio. Nos pedían un papel que finalmente encontramos tirado en el auto como basura. Cuando se los entregamos mejoraron la onda, y tambien nosotros. Nos contaron que Argentina le había ganado a Francia (hasta hoy no sabemos si es cierto), y empezamos a gritar ARGENTINA ARGENTINA. Los policías cagados de risa no entendían nada. Duby les pide si le prestan una de sus pecheras amarillas para que él pare un auto. Le dicen que puede parar un auto pero sin usar la pechera.
Duby se para en la mitad de la ruta, y le hace señas a un auto para que pare. El tipo no entendía nada. Baja la velocidad, y Duby le pide los papeles del seguro. El tipo los busca, desorientado… tipo “¿qué hace este argento pidiendome los papeles vestido de civil?”. Saca los papeles, Duby se los alcanza a una mina policía, y le permite seguir al auto. Muy raro.
Continuará…