Victoria Falls, Zimbabwe #15
Quise subir el primer mail de este viaje a la sección Diarios de Viaje de viajeros.com, este es el diálogo que tuve con Morton, el moderador:
RE: RE: RE: Contenido inapropiado en Diarios de Viaje
Te escribo porque he tenido que dejar sin moderación el capítulo “Windhoek #1″ de tu Diario de Viaje “África”.
Entiendo que tienes todo el derecho a expresar tus impresiones sobre el
destino que has visitado, pero debe ser sin contenido ofensivo,
inapropiado, ilegal y/o cuestionable; como está expresado en los Términos y condiciones de Uso de Viajeros.com »».
Debo pedirte que edites a la brevedad el contenido del mismo para que pueda ser considerado apropiado.
Un saludo
pablodana dijo: Hola Morton, con toda ingenuidad te pregunto: ¿qué partes son inapropiadas?
Gracias,
Pablo.
morton dijo: Hola Pablodana
Los pasajes en los que se trata en forma despectiva a otra persona.
El uso inapropiado del lenguaje no es solo una mala palabra sino también se considera como tal la agresión o la descripción despectiva de una persona.
(Ejemplo: “hablando como una loca indú retrasada“)
Te dejo el enlace a los Terminos y Condiciones de Uso »»
Un saludo
Ok Morton.
No estaba diciendo que todos los indúes son locos o retrasados, sino que esa indú particularmente lo era. Pero no creo que lleguemos a un entendimiento.
Te agradezco y disculpame por el tiempo perdido leyendo el post.
Saludos,
Pablo.
Finalmente habíamos llegado a Victoria Falls. Nos merecíamos un buen descanso, y el primer objetivo era encontrar dónde dormir.
Seguimos las indicaciones del mapa hasta el Victoria Falls Backpackers. El lugar estaba vacío. Había una pileta ensombrecida, y 3 personas que parecían locales hablando sentados. Nadie nos sonrió al llegar. Miramos el cuarto, y no nos pareció mal. Anotamos nuestros nombres, e hicimos check in.
Salimos nuevamente en misión buscar algo de comer y un teléfono para llamar a mi viejo por su cumpleaños. Ya habían pasado 2 días, y todavía no lo había llamado. De supermercado ni noticias. Un chico nos indicó dónde encontrar internet, y empezó a correr al lado del auto gritando: “I will show you where!”. Yo le contesté gritando, cansado, sin importarme nada: “DON’T SHOW US! DON’T SHOW US!”. No quería tener que dejarle una moneda por apuntar su dedo hacia un cartel gigante que diga internet. El pibe se rió, entendiendo la situación, pero aún así nos acompañó hasta internet. Apenas nos bajamos del auto, nos rodearon 10 personas a ofrecernos cambio, billetes de trillones de Zimbabwe, artesanías, cuidar el auto, lavar el auto y comprar el auto. Nos ofrecían 4 mil dólares por nuestra 4×4. Me sentía en Marruecos.
Entramos a una especie de mini-shopping, donde había internet. La luz se había cortado pero internet funcionaba con un generador. La conexión era lentísima, y llamé a mi viejo por Skype, pero no terminó de entender si lo felicitaba por su cumpleaños o si me habían secuestrado. Se terminó cortando con gritos de su lado de “QUE?? QUIEN HABLA??” y de mi lado de: “FELIZ CUMPLEAÑOS”. No hubo caso. Probé un par de veces más y lo mismo. Le mandé un mail explicando la situación, y justo después de apretar SEND se terminó de cortar la luz y se apagó la computadora. Nos fuimos sin pagar.
Dimos la vuelta a la manzana y entramos en un minimercado a comprar algunas cosas. El super tampoco tenía luz. Todos los elementos de Zimbabwe gritaban: “SOMOS DECADENTES”. Estabamos en la ciudad más turística de Zimbabwe y aún ahí se sentía la crisis que vivía el país: sin luz, teléfono a pulsos, sin internet, gente tratando de venderte a sus abuelas. Duby se compró un par de abuelas y una jirafa. En el avión fue un quilombo porque las abuelas se cagaban encima y olían a vinagre viejo.
El chico que nos mostró dónde quedaba internet nos pidió un dólar. Le terminamos dando unos 60 centavos de dólar en la moneda de Zambia. Se quejó, le sacamos los 60 centavos de dólar en zambios, y le dimos 5 Rands. Se volvió a quejar, y dijo que prefería los 60 centavos de dólar de Zambia. Las dos cosas no le podíamos dejar. Era mucho. Nos fuimos a dormir, pero en el camino encontramos otro hostel que decía “Shoestring backpackers”. Yo lo había descartado de la selección porque en la Lonely decía algo así como que era una parada para camioneros. Parece que el hostel había cambiado, porque entramos e inmediatamente nos gustó mucho más que el otro. Nos registramos en este, y nos olvidamos del otro.
Nos recibió Rodney, un grone buena onda bastante joven. Un flaco canchero. Era el barman, cantante, recepcionista… hacía de todo en el hostel. Nos dio la bienvenida, dijo algo de mi remera del Che Guevara. Le empezamos a decir a él Che Guevara, no me acuerdo por qué. Ya ubicados en el cuarto, nos pusimos a cocinar algo. La idea era cenar temprano (eran las 6 de la tarde) e irnos a dormir. Era viernes, pero después de la noche anterior no teníamos fuerzas para nada. De alguna forma logramos cocinar algo. La luz también estaba cortada en el hostel, y la dueña, una lesbiana muy buena onda, nos dijo que usemos el fuego de la parrilla para cocinar. Nosotros teníamos nuestra propia garrafa, así que la usamos como hacíamos normalmente. Hicimos un arroz con huevo con no me acuerdo qué. Unos chinos nos preguntaron si podían usar nuestra garrafa, les dijimos que sí, pero enseguida volvió la luz. Las ornallas eran eléctricas en este hostel, pequeño dato.
Comimos al lado de la pileta, sintiendo por fin la certeza de estar vivos, seguros, sanos, a salvo, como cobijados por los brazos de nuestras madres, o más bien por los brazos del capitalismo salvaje, que le da asilo y comida al que tiene plata. Ahhh… capitalismo… mmm…. qué lindo… calentito.
A dormir, a soñar con los angelitos, esta vez en serio. Los placeres logrados gracias a las realidades contrastadas. A estar a punto de morir de hambre, sueño o miedo, y pasar a estar con la panza llena en un hostel seguro, en una cama cómoda. Como comer cuando uno llega a Buenos Aires, o después de Kipur.
Cerca de las 22 horas, empezaron a sonar unos tambores en el patio del hostel, al lado de la pileta. Nuestra ventana daba a este patio, así que me asomé para ver qué pasaba. Una especie de show tomaba lugar, en donde 8 grones, vestidos de “concepto occidental de africano”, tocaban tambores con ritmos africanos, y 6 minas gritaban y cantaban muy afinadamente al ritmo de estos tambores. En serio era un ritmo y una sonoridad muy agradable, y estoy seguro que si no hubiese estado tan cansado lo hubiera disfrutado muchísimo. Más cerca de mi ventana, vi a un grupo de 5 personas: algunas chicas, un flaco y Duby. “La puta madre”, pensé… “se está divirtiendo sin mi… con minas…. una fiesta”. Puse en la balanza, de un lado la noche, el afuera, el alcohol… del otro… la cama. Me acosté, y en ese momento me di cuenta que el flaco que estaba afuera no era Duby, sino uno que se parecía. Duby estaba acostado en la cama de al lado mío. Volví a mirar afuera, y esta vez el flaco se parecía a chipi, y era gay. Definitivamente no podía ser chipi porque chipi no estaba en Africa, así que decidí dormirme.
Al día siguiente amanecer, desayunar galletitas con té, y tomarnos el día con soda. Basta de viajar por hoy.
Lo mando así cortito (¿cortito?) porque Montamat está aburrido.
Gracias.
Miguel dice: “entiendo que no se refiere a los indúes sino al hecho de que a una persona, sea ésta del lugar que fuere, se le califique como de retrasada.por cierto: morton: ¿quien sos?”
Zetu dice: “denuncialo”
Lucio dice: “No quedan lugar a dudas que Pablo es un discriminador y fascista.”
Malba dice: “Pablo, ponele que no tenés ningún tipo de problema con que los indúes sean locos y/o retasados; es más, decile que vos “tenés un amigo indú-loco-retrasado”, y gay; para prevenir futuras quejas.
Suerte.”
Miguel dice: “pensandolo mejor. yo creo que el tal Morton es indú, gay y retrasado. quizás ahí está el asunto.
Aquel energumeno llamado Morton no es mas que un anarcojudeobolchevique al que solo le interesan knishes y el club Atlanta.
Estamos con vos Pablo
Vivan los camisas pardas!!!”