Kariba #12
A nuestra izquierda, un hombre cocinando dentro de la cabina de un camión volcado. Se veía el fuego con el que cocinaba, y nos saludó con felicidad como si fuese Maru Botana y nosotros sus televidentes. Totalmente normal lo del flaco.
Más camiones volcados, y finalmente una estación de servicio. Ya estabamos jugados. Faltaban 70 Km para Kariba, y podíamos llegar bien, pero no sabíamos si ibamos a encontrar nafta ahí. Teníamos que cargar en la primer oportunidad. Paramos al lado del surtidor de Diesel, y le gritamos a un grupo de 10 flacos que estaban parados por ahí: “IU JAV DISAL?” (“You have Diesel?”). Los flacos dijeron que sí, y nos señalaron el surtidor. Estacioné al lado, y Duby se fue a comprar una botella de Coca y algo para comer. 5 minutos después no había venido nadie a cargar nafta, y Duby ya había vuelto sin coca cola ni nada para comer. La coca costaba como 5 dólares, y morfi creo que no había.
Ninguno de los 10 flacos que estaban ahí parados trabajaba ahí. Finalmente llegó el tipo, y nos dijo que costaba 1,20 USD el litro. Carísimo. Nos explicó el sistema para cargar nafta en Zimbabwe: como los dueños de las estaciones de servicio no confían en los grones que cargan la nafta para que manejen guita, uno tiene que ir a hacer una cola a un banco para comprar unos cupones y luego usarlos para pagar la nasssta. El tipo nos quería cobrar 30 por un cupón de 25 litros. Finalmente terminamos negociando y nos dejó un cupón de 25 por 25 dólares. El único lugar del mundo donde uno puede negociar la nafta. Le pagamos con 100 dólares y nos quiso devolver 25 dólares y 50 Rands, como si 1 Rand = 1 Dólar. Lo reputeamos, el flaco se hizo el que pensaba como que no estaba seguro de cuánto valía un rand. Finalmente le tuvimos que dar todo el cambio que teníamos en dólares y salimos para Kariba.
Recién saliditos de la estación de servicio, ahí a la vuelta, un policía Zimbabweano hacía dedo. Frenamos, el flaco subió, y junto con él otro. Duby fue atrás a ayudarlos a sentarse en el baúl, y cuando volvió me dijo: “tiene un aliento a vino terrible”.
El camino a Kariba consiste en una ruta con un asfalto muy bien cuidado, con un pasto alrededor muy descuidado. El pasto debía tener una altura de 2 metros, lo cual creaba un paisaje bastante bizarro. No podíamos ver si venía un auto después de las curvas, y había muchas. Linda ruta igual.
70 Km después, entramos a una especie de pueblo que asumimos sería Kariba. El amigo del policía con aliento a vino nos indica que paremos, se baja, y se nos acerca un hippie negro de rastas sonriendo muchísimo. Pero una sonrisa exagerada, como que no puede parar de sonreír de lo feliz que lo hace la vida. Nos pide que lo llevemos. Se sube, diciendo que él nos va a indicar el camino al Kushinga Lodge, el camping donde ibamos a dormir. Una vez adentro de la camioneta, me doy vuelta indicando pulgar para arriba, y el hippie se rie. Claramente estaba drogado. Probablemente algún ácido zarpado.
Un kilómetro después se baja el policía, y también el hippie. Se ponen a hablar al lado de la ventanilla del conductor (Duby) un rato. No parecían entenderse. Yo saco la cámara y los empiezo a filmar. Siguen hablando, hasta que el policía nos dice que el hippie nos va a indicar el camino y se va. El hippie se queda parado al lado de la ventanilla mirando fijo a cámara, sonriendo. Ni yo ni Duby decimos nada. El hippie sonríe a cámara y mira hacia adentro de la lente como tratando de entender la tecnología, sin poder parar de sonreír. No se movía, no decía nada. Solamente sonreía. Con Duby nos estabamos muriendo de risa, pero no avanzabamos, ni hablabamos, nada. Duby empieza a amagar con arrancar, y el hippie empieza a dar pasitos rápidos hacia atrás o hacia adelante sin saber qué hacer, aún sin dejar de sonreir, saludando a cámara. Le decimos que se suba señalando al baúl, y el hippie se ríe y nos imita señalando al baúl. Avanzamos unos metros y por fin se mete. Empezamos a avanzar.
Empezamos a ver los carteles del Kushinga Lodge. Definitivamente ya estabamos ubicados y no necesitabamos la ayuda del Hippie. Todo estaba muy bien señalizado. Mirabamos para atrás esperando que nos indique dónde se iba a bajar, y el hippie se reía e imitaba nuestros movimientos. Pulgar para arriba si estaba todo bien, movimiento de la mano hacia adelante preguntandole si tenía que seguir camino, dedo índice hacia abajo preguntandole si tenía que bajarse ahí. Repetía todo, no entendía nada.
El camino hacia el Kushinga Lodge empieza a ser más desolado, ya no hay casas a los costados, simplemente una bajada importante de camino de tierra de unos 2 kilómetros. La única posibilidad era que el hippie viva abajo de la montaña pasando el Kushinga Lodge, pero parecía poco probable viendo lo alejado que quedaba.
Finalmente llegamos. La recepción estaba cerrada pero nos recibió el segurata del lugar. Le preguntamos el precio. 5 dólares por persona. Duby, para asegurarse que no nos cobren nada por carpa o por auto, le dice: “Ok, serían 10 dólares en total, ¿no?”. El segurata mira para atrás, ve al hippie, y no entiende por qué le decimos 10 dólares si somos 3. Duby entiende la mirada y le dice: “El no está con nosotros, lo levantamos en la ruta”. El segurata va para atrás y le empieza a hablar en Afrikans. A todo esto, el hippie estaba sentado en el baúl del auto, piernas extendidas, espalda apoyada en mi mochila, con mirada perdida, y no se bajaba de la camioneta, como si fuese su casa. Con el segurata no se entienden. El hippie no puede hilar dos palabras juntas. El segurata le pregunta un par de veces en inglés “where are you from?”. Hasta que el Hippie lo entiende y le contesta una región de por ahí. El segurata vuelve a hablarle en Afrikans. Definitivamente hablaban el mismo idioma pero el hippie no cazaba una. Ni en su propio idioma. El hippie le dice que somos amigos de él. El segurata no sabía a quién creerle. Nosotros explicandole que lo levantamos en la ruta hace 10 Kilómetros, que ni idea quién era. El hippie se baja finalmente, y la sonrisa se le desdibuja. Tenía una mirada desconfiada y perdida, un poco triste. Se puso a hablar con los seguratas, y nosotros nos fuimos al sector camping para alejarnos.
Sigo en Africa entonces. En la ruta que conduce desde el Kushinga Lodge hacia…
Bueno, todo lo que había escrito a continuación se me borró en el maldito hostel de Salta… lo peor es que estaba muy bueno. Era el único mail del viaje que leí antes de mandarlo, corregí, le puse pilas… maldita máquina…
Voy mandando esto.
Besos.