Fueron unas 7 horas de ruta hacia Lusaka, en las cuales Duby se hizo pasar por policía, almorzamos un pollo al plato muy bueno, y llegamos nomás.
Recorrimos la ciudad buscando nuestro hostel, Cha Cha Cha, recomendado por las Suecas. En una estación de servicio aprendimos que la nafta en Zambia es mucho más cara que en Namibia (1 dólar contra 75 centavos). Nos decidimos a intentar tirar lo máximo que podamos con el tanque y el Jerry Can (Bidón con 20 litros más de Diesel). La ciudad fea, el hostel Cha Cha Cha. Conocemos a la recepcionista, que nos dice que Mana Pools, el parque del otro lado de la frontera, del lado de Zimbabwe, está cerrado. Toda la distancia para llegar a Lusaka había sido solamente para ir a Maná Pools. 700 Km por una ruta de mierda para llegar a una ciudad más gris que Sao Paulo, con el objetivo frustrado de llegar a Maná Pools. Maldición. Desconfiamos, y la mina le preguntó a su jefe que había estado hace una semana en Maná Pools y el tipo confirmó que estaba cerrado. Con mucha bronca nos fuimos a a cenar a un Shopping, buscando el “Mc Donalds de Lusaka”. Entre comillas porque Mc Donalds no existe en Zambia. Morfamos, y se nos ocurrió armar la carpa en el estacionamiento del Shopping. Total, no necesitamos nada. Tenemos techo, comida, transporte. Todo en uno. Por las dudas, le preguntamos a un segurata qué onda, y nos dijo que no podíamos. No queríamos hacerlo directo porque desarmarla al pedo es una paja.
Hostel, carpa, sueño. Antes que salga el sol escucho y veo por la ventanita de la carpa al grupo de la china a la que le pegué la patada llegar. Duby se pone a charlar mientras desayuna con un suizo que nos recomienda el hostel Bao Bab. Vamos a hacer el check out, y nos cruzamos con dos minitas muy lindas que dormían en un cuarto al lado de la recepción, pero que no daban bola, muy en la suya. Me fijé el número del cuarto en la puerta, y vi en una pizarra del hostel el número del cuarto con ¨CAMILLA¨ al lado. Pongamos Guaranteed de Vedder y adentrémonos en lo salvaje. Camilla puso cara de cómo carajo sabés mi nombre y yo me arrepiento de no haber seguido la joda.
En la recepción había un pelado con su mujer, y les ofrecimos llevarlos hasta la frontera, pero no les servía, no iban para ese lado. Desayuno té, internet en el chopin, y nos la jugamos hacia Maná Pools contra todas las apuestas.
En la frontera de Zambia nos piden un papel del seguro. Nos dicen que vamos a tener que pagarlo cuando volvamos a entrar (algo diferente a lo que nos habían dicho al entrar originalmente a Zambia). El papel tenía una fecha de vencimiento 31.12.2009 y los flacos querían que lo dejemos ahí y paguemos al volver a entrar. Decían que había una ley nueva de Febrero 2009 que esos papeles ya no duraban más hasta fin de año. Nos ponemos a hablar de boludeces con los seguratas de la frontera, preguntando por Maná Pools, consejos de viaje, pelotudeces varias, y sin que se den cuenta, les afanamos el papel con vencimiento 31.12.2009. Nos fuimos rápido antes que se den cuenta.
Ya en Zimbabwe, tenemos que empezar el recorrido por 10 mil oficinas de visas y papeles del auto. Como siempre en las fronteras Africa, después de pagar todo el mundo tiene la mejor onda Maradona Maradona, Messi, futbol, Argentina. Muy raros. Vamos a una oficinita para sacar el seguro del auto para Zimbabwe, y los flacos nos empiezan a hablar de futbol. 1 minuto después, estabamos jugando a la pelota con los vendedores del seguro en la frontera Zambia-Zimbabwe. Los flacos me hicieron prometer que cuando pasemos de vuelta por esa frontera les vamos a regalar una pelota nueva. Yo acepté, sabiendo que en los pròximos 10 años la veo difìcil. Pero cumpliré.
Visa 30 USD cada uno + 30 USD del seguro y a la oficina de Interpol, donde nos piden un papel de no se qué que nos deberían haber dado en Namibia. El flaquito llama a su supervisor que supuestamente hace una excepción y no nos exige el papel. Nos piden venir al auto a revisar número de chassis y de motor, y me agarra un poco de paranoia por el faso. Era difícil que abran el cenicero igual. Revisan todo, nos hacen un par de chistes, y volvemos a la oficina, no sin antes cruzarnos con un mono que paseaba por ahí como si estuviese en la mitad de la selva.
Duby ya vió el primer indicio de decadencia Zimbabweana con un banco cerrado ahí en la frontera. Apenas cruzamos, el policía de la frontera y otro que nos paró 100 metros después, nos piden agua, algo para tomar. Los tipos tienen quilombo con el cólera y una crisis zarpada en la cual la moneda se les desvalorizó, llegando a valer 1 dolar = 600 trillones de zimbabweans. Hace 2 meses la moneda oficial dejó de usarse extra-oficialmente y todo el mundo empezó a pagar con dólares, terminando de desvalorizarlo. Los precios todos en dólares, carísimos. Supermercados vacíos. Gente cobrando en Zimbabweans sin poder comprar ni comida. El día que llegamos a Zimbabwe, después de 4 meses de una moneda sin valor, se le empezó a pagar a los empleados del estado en USD. Habíamos llegado en plena crisis, y se notaba.
Queremos cargar nafta, creyendo que es más barata que en Zambia, pero vale 1,20 USD y NO HAY. Genial. El poli que nos pidió algo para tomar le pide el registro y el seguro a Duby, y le llama la atención que el autorizado a manejar en el seguro sea yo. Pelamos un papel cualquiera de la agencia de alquiler de Namibia mostrando que era conductor autorizado y nos dejó seguir. Dudamos que ese papel valga realmente para Zambia, pero el tipo ni se dio cuenta.
Llegamos a la entrada a las Maná Pools, y un guarda parques nos dice que tenemos que manejar 20 Km más por la ruta para pedir el permiso para entrar. En la ruta, en solo esos 20 kilómetros, varios camiones volcados al costado del camino, otros parados descompuestos, alguna que otra persona viviendo adentro de un camión (cocinando) nos saludaba cuando pasabamos. Nos dan el permiso para pescar y pasear por Maná Pools, y le preguntamos un par de cosas al Ranger que nos dio el permiso. Nos cuenta que el año pasado un elefante pisó a una nena y la mató. Buenisimo. Yo todavía no había visto elefantes en Africa y estaba bastante ansioso, aunque eso signifique terminar abajo de su pata. El ranger nos dice que en el parque está permitido caminar, y que hay leones, leopardos, de todo. ¿qué onda?
Volviendo a las Pools, nos paran en un puesto de control de la mosca Tse Tse, y 2 rangers (como guarda bosques del parque) nos piden que los llevemos hasta el parque. Ok, suban. En el puesto de control, otros 4 rangers piden subir. Pedimos que sean 2 más porque ya no entraban tantos. A todo esto, hay algo de la camioneta que no conté. Era una single cab, sin comunicación con la parte de atrás. Era como una F100 con un cajón gigante en la parte de atrás que se podía cerrar con llave. Ahí metimos a los rangers. El tipo nos pone un sellito con la fecha de entrada y nos caga la posibilidad de falsficar otra fecha para pagar menos días. Teníamos que recorrer unos 90 Km en un camino bastante hecho mierda. Ibamos adelante con el aire acondicionado, morfando unos sandwiches de queso con carne, en un país en crisis, llevando a 4 rangers apretados, con calor, sin comida, soportando los golpes de la camioneta contra los pozos. Cada tanto, para liberarnos de cierta culpa, les preguntabamos si estaban bien. Siempre el pulgar hacia arriba.
Acá es cuando la cosa se pone más salvaje y bizarra. A 100 metros Duby alcanza a divisar un elefante parado en la mitad del camino. A los costados: árboles y selva. Le pido que saque rápido la cámara para sacarle una foto antes que se escape. Empiezo a avanzar, mientras Duby le saca fotos, y vemos que el elefante no se mueve. Avanzo unos metros más, y el bicho se empieza a mover raro. Tenía la cara cubierta de barro. Me acerqué un poco más, esperando que se mueva, cuando el elefante lanza un alarido y empieza a correr hacia nosotros, en plan ataque. Duby me gritó rápido ¨MARCHA ATRAS MARCHA ATRAS¨. Yo no tenía idea si esto era normal. Era el primer elefante que veía. Duby ya había estado en Kruger, pero a juzgar por su reacción, que un elefante te ataque no era algo muy normal. Tiré la marcha atrás, y después de retroceder unos 10 metros, el elefante dejó de corrernos. Volví a avanzar, el elefante empezó a retroceder, hasta que se cansaba, se enojaba, o quién sabe qué cable se le cruzaba y volvía a la carga. Rápìdo tirabamos marcha atrás y nos escapabamos. Un pie de ese bicho en el capot y chau auto. Un pie de ese bicho en el techo y chau nosotros. Por suerte teníamos a los rangers en el baúl. Lo abrimos como pensando: “te largo a los perros”. Los flacos se bajan, y empiezan a caminar hacia el elefante. “Listo”, pensamos. Estos van a solucionar todo, si nacieron en la selva, si trabajan de esto. Empiezan a avanzar hacia el bicho, gritandole, haciendo ruido para molestarlo y que se aleje. Atrás suyo iba yo en la 4×4 tocando bocina. Abremos avanzado unos 5 metros cuando el elefante vuelve a atacar. Los 4 rangers corriendo hacia la camioneta en busca de protección, riendo de los nervios. Yo tirando marcha atrás cuando ya están todos arriba, para no pisar a nadie, y el elefante que se acerca cada vez más. Retrocedo mucho, y a salvo. El elefante se frena. Pero la puta madre putos rangers. Aparentemente nunca en la vida les había pasado algo así, que un elefante se retobe. Nosotros obviamente fascinados, contentísimos de que nos esté pasando eso, y un poco dudando cómo carajo llegar a Maná Pools si en la mitad del único camino hay un monstruo gigante. La seguimos peleando. Era una auténtica batalla entre dos animales. La onda era ver quién arrugaba antes. El elefante retrocedía, pero tampoco iba a arrugar tanto. Por momentos atacaba él, por momentos nosotros. Los rangers se bajan de vuelta, y el elefante empieza a correrlos. Vuelven a subir. Estuvimos por lo menos media hora peleando contra el monstruo de esta forma, hasta que un ranger empezó a tirarle piedras. Divino el chabón conservando la naturaleza. Creo que llega un punto en el que los flacos se meten en el ojete todo lo que predican. Creo que ese punto se da cuando un elefante te ataca.
Finalmente el elefante se corrió unos metros al costado del camino, unos 5 metros. Metí primera, dispuesto a salir disparado y pasarlo lo más rápido posible, tratando de evitar una embestida. Acelero a todo lo que da nuestra camioneta, y cuando me estoy acercando veo que el bicho se da vuelta rápido, y empieza a correr hacia nuestro lado. Mantengo el acelerador al fondo, casi lastimándome el pié tratando de que vaya más rápido, y al fin lo pasamos. El elefante empieza a corrernos, pero esta vez ya estabamos del lado del camino de Maná Pools. Se cansó de corrernos y se quedó lo más pancho morfando. Primer elefante que vi en Africa.
Dejamos a los rangers, y preguntamos dónde acampar. Nos dicen que tenemos los campings Exclusive y los Inclusive. La diferencia es que en los Exclusive hay mucha gente, y en los Inclusive estamos solos. El más barato: Exclusive. Bueno, vamos con todo el mundo. Llegamos a un camping, en el que no hay nadie. Suponemos que es un Inclusive. Armamos la carpa, sin olvidar nunca que puede haber leones, leopardos, elefantes o cocodrilos sueltos. Al lado de nuestra carpa hay un lago repleto de hipopotamos gritando. Con mucho miedo terminamos de armarla, y nos damos cuenta que no tenemos agua. Duby es un obsesivo del agua. Si no se toma 10 litros por día siente que tiene el cuerpo seco y que se va a morir. Muy raro. Además necesitabamos cocinar. El baño (canillas) estaba a 100 metros de la carpa. Estaba anocheciendo. Teníamos que hacer esos 100 metros caminando si queríamos cenar. Agarro mi cuchillo, creyendo que al menos se lo voy a poder clavar en el cuello a un león antes de que termine de comerme, y caminamos hacia el baño. Mientras uno hacía de campana, el otro cargaba agua. Un cartel en la pared del baño: “All animals are dangerous – Take care on all waters – Crocodiles present”. De locos. A 50 metros un grupo de 50 bambis nos hacía competencia en plato predilecto de los leones. Terminamos de cargar el agua y volvimos a la carpa. La concentración era absoluta: mirando abajo por los escorpiones, al centro por los leones, arriba por los leopardos, al agua por los cocodrilos e hipopotamos.
Empezamos a hervir el agua para potabilizarla y tener algo para tomar al día siguiente (cuando se haya enfriado), pero el sol se escondía y cocinar de noche ahí no nos tentaba demasiado. Decidimos dejar la potalibilización para el día siguiente y arreglarnosla con lo que teníamos. Pasamos el agua de la pava a la cacerola y empezamos con los fideos. Pocos minutos después, la noche nos había envuelto. Los hipopòtamos gritaban cada vez más fuerte, en augurios poco alentadores. Todo esto, la potabilización, los fideos, sucedía en el techo de la 4×4. No nos atrevíamos a tocar el piso. Mirabamos a los costados rezando para que ningún león se acerque y se trepe al capot. Un ruido un tanto metálico seguido de un rugido de algún animal nos hizo meternos adentro, y seguir cocinando por una ventanita de la carpa. Detectamos algún movimiento rápido, y llegamos a discernir dos figuras totalmente diferentes corriendo en la noche africana: yo vi definitivamente un bambi correr, y Duby vió lo que cree que fue un leopardo. Unimos las dos visiones y supusimos a un leopardo persiguiendo un bambi para morfarselo.
Se sumó al miedo a los leones, el miedo a que se vuelque la garrafa encima de la carpa y se prenda fuego todo. Terminados los fideos, no teníamos forma de colarlos. Tuvimos que sacarlos con tenedor para pasarlos a los platos. Comimos, y dormimos acompañados por los rugidos de los hipopotamos que descansaban al lado nuestro.
A la mañana, estabamos desarmando la carpa más tranquilos (los leones cazan de noche), y se nos acerca Edmond. Tardamos en darnos cuenta que era uno de los Rangers que habíamos traído el día anterior. Nos dice que él va a ser el Ranger que nos va a asesorar en las dudas que tengamos, que pim que pam. Tenía una forma muy graciosa de hablar, pensando cada respuesta emitiendo un “AAAAAAAAAAAAAAAAAA”. Por ejemplo: “Edmond, ¿are there many lions here?” a lo que respondía: “AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PLENTY!” Y el plenty lo decía muy rápido y fuerte. El “A Plenty” lo usamos todo el resto del viaje a los gritos.
Ya desarmada la carpa, ya desayunados, vamos a la recepción del parque, en donde nos pidieron 80 dólares por las dos noches por los dos. Era una locura, 20 dólares cada uno por acampar. Tratamos de negociar, lo cual fue imposible. Hablando con los tipos nos enteramos que eramos los únicos turistas en el parque. ¿A quién se le va a ocurrir ir de vacaciones a Zimbabwe en plena crisis? A nadie. Les pregunté dónde podía conseguir un teléfono para llamar a mi viejo por su cumpleaños, y me dijeron que era imposible. No había teléfonos adentro del parque. Manejamos 100 metros alejándonos de la recepción, y decidimos acortar la estadía en Maná Pools, e irnos ese mismo día. Ya veíamos bastante difícil encontrar leones, y nos imaginabamos manejando por horas sin ver una garompa. Volvimos a la recepción, y terminamos pagando 58 dólares por la noche anterior por los dos. Unos chorros. Les decíamos que era el país más caro en el que habíamos estado y los tipos no lo podían creer. En plena crisis y el más caro. Mucho quilombo para pagar en dólares porque no tenían cambio. Usan esa moneda pero no la tienen.
Nos pusimos a recorrer, y pronto decidimos no obedecer a las señales y mandarnos por caminos que estaban prohibidos o cerrados. Queríamos ver leones vieja! Vimos muchos elefantes, mucho más mansos que el del día anterior, que se escapaban con sólo acercarnos unos metros. Vimos una manada de hipopótamos refrescandose en el agua, un cocodrilo a 10 metros de nosotros (subidos en el techo de la 4×4). El coco nos miraba con los ojitos salidos del agua como esperando que nos acerquemos un poco. Divino.
Muchos monos, bambis, crocodrilos, y volvimos al campamento. Era raro estar en un parque nacional y ser los únicos. Entramos a darnos una ducha, para seguir viaje. En un momento salí de la ducha para enjabonarme mirando hacia la selva, y veo un mono tratando de llevarse una bolsa de basura que teníamos colgada en la 4×4. Cuando me vió se asustó y se fue.
Salimos de la ducha, y llega Edmond, enterado de la noticia de que nos íbamos ese mismo día. Nos pide que lo llevemos. Muy raro, había llegado el día anterior y ya se iba. Le decimos que lo pasamos a buscar por el Work Shop de los Rangers al mediodía cuando salgamos. Nos ponemos a recorrer un poquito más antes de la partida. Intentamos esquivar un charco de barro, y caemos en otro más profundo. La 4×4 se hunde hasta las rodillas (si tuviese). Activamos 4×4, lockeamos ruedas, volvemos a intentar, y nada. No avanza. Las ruedas giran en falso hundiendo cada vez más al monstruo. Sacamos la pala, y empezamos a cavar, tratando de liberar las ruedas. A meterle maderas abajo de las cubiertas, a probar de todo. 5 minutos después, estabamos los dos cubiertos de barro, con un olor a mierda terrible… y nos acababamos de bañar. Caminamos buscando a los Rangers para que nos ayuden, con miedo otra vez a leones o leopardos. Finalmente encontramos a algunos Rangers y a Edmond, que nos acompañaron a ver si era posible sacarla. Con sólo mirarla, sin encuciarse ni una uña, dictaminaron que sólo el tractor podía sacarla. Al rato la 4×4 estaba afuera con un mínimo esfuerzo del tractor de Maná Pools. Queríamos dejarle algo como agradecimiento al tractorista, pero temimos que nos pida demasiado, así que finalmente no le dimos nada.
La salida de Maná Pools fue bastante más intensa que la entrada en términos de conducción. No, no se nos cruzó ningún elefante salvaje, pero había estado lloviendo, y sabíamos que la 4×4 no era a prueba de fallos. Por otra parte usarla en modo 4×4 implicaba consumir demasiado combustible que no teníamos. Así que aprendimos que la mejor forma de pasar charcos de barro sin quedarte es agarrando mucha velocidad y rezando por que la inercia ayude. Así hicimos los 90 Kilómetros, esquivando charcos de barro, agarrandolos a mucha velocidad, activando el limpia parabrisas por las lluvias repentinas o los salpicazos generados por nosotros mismos al hundirnos en velocidad sobre los pozos. A todo esto, sumada la necesidad de esquivar tortugas a las que justo en ese momento se les ocurría ponerse a cruzar la ruta.
Edmond se bajó en el puesto de la mosca Tse Tse, y arrancamos viaje hacia Kariba, siguiente destino en Zimbabwe.
To be Continued…