Por qué me gusta el futbol
Hoy estaba leyendo La Nación, y me encontré con un pequeño recorte en la sección de política.
Se titulaba: “cómo se dice gallina en quechua”. Era un pequeño relato de un suceso en el cual, en una reunión entre políticos de diferentes nacionalidades, se hacían esta pregunta. Uno de ellos, político de gran embergadura; supongamos el embajador argentino en México, responde: “gallina se dice hincha de River”, lo cual provocó muchas risas entre todos los presentes.
Fuimos a la anticumbre, a manifestarnos en contra de Bush, o a sentirnos parte de una manifestación anti Bush, o quizá simplemente para ver qué onda. Ahí estabamos, en Mar del Plata, entre amigos. Teníamos pensado dormir en la casa de Javi, hermanastro de Ale Max. La cuestión es que la casa de la abuela de Javi estaba ubicada dentro del perímetro cercado para la protección de Bush (perímetro comprendido por muchas manzanas), por lo tanto la policía no nos permitía el paso. Había que tener una credencial para poder pasar; nosotros teníamos una credencial falsa, pero no nos atrevíamos a usarla por temor a vulnerar la seguridad del presidente de los Estados Unidos y pasar el resto de nuestras vidas en Guantánamo. Finalmente, luego de mucho discutir, de hablar con la policía en el primer control, con la gendarmería en el segundo y con el ejército en el tercero, pudimos dormir en casa de Javi.
La cuestión en los días siguientes era poder salir y volver a entrar. Hacer todo ese trámite cada vez era impensable. Entonces, al día siguiente, bajamos con mi primo con una pelota de fútbol bajo el brazo. Mi primo iba vestido con una campera de River. Inmediatamente los policías del control comenzaron a hacer comentarios acerca de la campera de mi primo, nos pidieron prestada la pelota para verificar que “no sea una bomba”. Lo verificaron picandola contra el piso y haciendo un poco de “jueguito”. Ya nos conocían; ibamos a poder entrar y salir cuando querramos sin necesidad de mostrar nuestra credencial falsa.
El fútbol abre puertas. El fútbol integra, aunque también desintegra. El fútbol es Argentina, y yo quiero ser cada vez más parte de nosotros, cada vez más argentino, carajo.