Tarea 10: Isaac Babel

Estimada excelencia señor Juez Kournikova,

Cumplo con la que yo creo es la obligación de defender el honor – y en este caso posiblemente también la vida – del compañero Apolek, puesto que sé de buena fe que no es un traidor.

Si bien algunos lo califican de estafador, de aprovechador, o inclusive de manipulador, debo decir que en mi caso, y en el de muchos como yo, se ha comportado como un auténtico revolucionario.

Conocí a pan Apolek una mañana en la que ayudé a cargar un cuerpo desde la Iglesia hasta el cementerio en el cual oficio de guarda. Él estaba ensimismado en sus tareas artísticas, dedicando toda su atención a las pinceladas de un rebaño. No pareció notar siquiera mi presencia, así de dedicado estaba a su tarea. Por eso me sorprendí cuando al día siguiente, al volver a la Iglesia, encontré mi rostro ocupando el cuerpo del apóstol Pablo. ¿En qué momento me había observado?, ¿cómo pudo retener mis rasgos con tanta claridad? ¡Y sin cobrarme un centavo!

Su excelencia comprenderá que, de tratarse de un ciudadano rico, pan Apolek pedía pequeñas fortunas para pintar sus retratos: veinticinco monedas de oro por La Sagrada Familia, cincuenta monedas de oro por La Santa Cena. Pero en nuestro caso no, en el caso de los pobres, de los partidarios de la revolución, nos pintaba por dedicación, por amor, inclusive por caridad. Es cierto, a veces recibía a cambio un plato de sopa, o un poco de pan, pero ello no lo hace menos revolucionario.

Su función era claramente la de dejar asentado en todas las paredes donde le sea posible, que los hombres somos todos iguales, que no caben distinciones posibles ni sociales, ni religiosas ni políticas ni económicas. Cualquiera puede ser Jesús, cualquiera la Santa Madre, ¿y cómo cree que nos hacía sentir eso a todos? ¡Elevados de espíritu! ¡Iguales a cualquier otro hombre, rico o pobre! ¡Capaces de cualquier cosa! Y eso sólo por unos dibujos.

¿O acaso debemos creer que los retratos de Jesús hechos por Rembrandt o Botticelli surgieron puramente de su imaginación? Talvez no se trataba del rostro del cojo del pueblo , pero ciertamente tomaron narices de uno, orejas de otro, labios de alguien que conocían. ¿Eso acaso lo hace menos válido?, ¿es acaso más revolucionario tomar detalles de todos los hombres que el total de uno?

Le ruego, señor juez, que visite la Iglesia de Novgorod, y todas las dudas que tenga respecto a la culpabilidad de pan Apolek, las verá esfumadas al apreciar su obra.

Atentamente,
Yanek

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *