Secreto de la Montaña #5

Escribo desde un hostel con naranjas y huevos gratis para el desayuno. Tienen una exprimidora muy copada de metal que bajás una palanca y saca todo el jugo.
Amanecimos en el hostel de Hans. Veníamos siguiendo un circuito, el de Germán (Platypus Bogotá), luego Hans (Casa Viena Cartagena) y ahora nos habían recomendado, tanto Hans como Germán, que vayamos en Playa Blanca a lo de Gilbert (Francés). Los tres lugares estaban recomendados en la Lonely.
Decidimos despertarnos temprano, aunque implique retrasar horas de sueño, para llegar a tomar un barco que salía a Playa Blanca antes de las 9 de la mañana. En la Lonely decía entre 9 y 10:30, pero es una Lonely vieja la que tengo (del 2004, prestamo de Duby, gracias), así que pretendíamos hacerle caso al guardia nocturno del hostel de Hans y salir más temprano.
Nos cargamos las mochilas a los hombros y fuimos a hacer el check out. Yo había dejado de lado la ducha, y Zetu su afeitada matinal, para llegar antes y tomarnos el barquito. La recepcionista del hostel nos dijo que nos convenía dejar las mochilas ahí, los barquitos que te llevaban a Playa Blanca eran muy chiquitos y no entraban las mochilas. Le creímos, y dejamos ahí las mochilas. También nos pidió que vaciemos nuestro pequeño Locker en donde habíamos dejado la plata, pasaportes y pasajes, y que se lo demos a ella que lo dejaba en un Locker personal de Hans, porque no podíamos estar usando un Locker de los de las habitaciones porque iban a llegar nuevos mochileros que iban a necesitar usarlos. Dudamos por un tiempo. Era medio feo darle así nomás a alguien la plata en la mano, con todo, pero la mina dijo que un montón de gente lo hacía y que no pasaba nada. Uno lee esto en capital y dice: “pero estos placos son boludos”, pero ahí se confía viejo!. Si uno se anota qué cerveza se tomó y despues va y paga basándose en el Trust System, cómo no vamos a confiar en dejarle 2 mil dólares a una mina que recién conocemos!.
Nos tomamos un taxi, por 2 dólares, al Mercado de Bazurto. Antes Zetu se afeitó para no cargar con la afeitadora en Playa Blanca y llevar lo mínimo indispensable. No habíamos desayunado, por la urgencia. Cuando nos acercamos al puerto, dos tipos nos dijeron que ya se había ido el barco a Playa Blanca, y que no salían más. La pucha… nos sentamos a esperar de todas formas, desconfiando, aunque los tipos nos lo habían dicho de onda y no esperaban nada a cambio de esa información, ni llevarnos a otro lugar, ni nada. Al rato viene una viejita y nos dice lo mismo, pero que hay unos buses que nos llevan. Abro la Lonely, y lo mismo: hay buses que nos llevan. Entonces caminamos siguiendo a la vieja hasta una especia de jeep, o camioneta. Nos subimos en unos asientos perpendiculares al asiento del conductor, enfrentados ambos. Al rato se suben dos chicas, simpáticas, lindas. Se filmaban y se sacaban fotos. Iban mejor preparadas que nosotros. Llevaban como una canasta con cosas. Despues se sube un flaquito, y al rato vienen los dueños de la camioneta y dicen que las chicas no van ahí, que van en otro lugar, no entendí donde. Así que nos quedamos ahí Zetu, Ismael y yo. Las chicas resulta que iban en el asiento de adelante.
Ismael nos empezó a contar de Playa Blanca, y del viaje que se venía. Resulta que ibamos a agarrar por un camino con mucha tierra y polvo, e ibamos a llegar a Playa Blanca marrones por este polvo, tosiendo tierra. Era como una hora y media de viaje. En barquito era media hora de dulzura, de mar azul, de placer terrenal. Pero bueh, no había más barquito, según Ismael (que era de Cartagena), por un tema de la marea, que estaba muy alta y se daban vuelta los botes.
Arrancamos la travesía. Ismael hablando con muchas pilas, moviendo y agitando mucho los brazos cuando hablaba, al estilo Vicky HL. Buena onda el flaco, muy atento, recomendandonos cosas, lugares, etc. A los 10 minutos, se pincha una goma. Todo bien, estamos de vacaciones, buena onda. Nos bajamos, vemos si podemos ayudar, sacamos unas fotos del incidente. Arrancamos nuevamente. A los 20 minutos, llegamos a un lago de unos 20 metros. La camioneta tiene que cruzar sobre un botecito. Se sube al botecito, y luego sale del botecito, sin que el botecito haya atravezado el lago. Empieza a manejar muy rápido, por entre el pueblito donde estabamos. Yo no entendía nada, Zetu decía que había pinchado de nuevo. Yo no entendía cómo iba a esa velocidad si había pinchado. Efectivamente, paró en una gomería, descargó la cubierta pinchada, y sacó la de auxilio que estaba baja. Estuvimos cerca de una hora ahí. Creo que no encontraban cámara del tamaño de las cubiertas de la camioneta, así que tuvieron que arreglar las cámaras ya existentes. Todo un bardo. Katherine (una de las chicas) se quejaba y pedía que en lugar de 15.000 (7 dólares) nos cobren 10.000 por la pérdida de tiempo. No logró nada. Melissa era la novia de Ismael; vivía en EEUU, pero era Colombiana. Estaba de visita, para pasar las fiestas con la familia.
Arrancamos de vuelta. Esta vez subimos con éxito al botecito, que nos llevó al otro lado. Acá era el camino de tierra posta. Zetu tenía el pelo gris, yo no se cómo lo tenía porque yo soy yo y no me veo.
Llegamos a Playa Blanca y les pagamos. Ah, además de Ismael, Katherine, Melissa y nosotros, en la camioneta iban Ruth y su nieto, un chiquito de unos 5 años que no se quejaba de nada… creo que era mudo. Ruth nos había ofrecido hospedarnos en su lugar, no me acuerdo por cuánto. Nosotros queríamos ir a lo de Gilbert para no romper el circuito, aunque ya lo de Hans no nos había convencido del todo. Le dijimos que ibamos a recorrer un poco y que despues a lo mejor nos quedabamos con ella. Así que fuimos a lo de Gilbert. En la playa lo conocían todos. Es una playita chiquita, con arena blanca y mar turquesa. A lo largo hay carpas, hamacas, y pocas habitaciones. Gilbert tiene habitaciones, La Princesa (creo que se llamaba, uno de una catalana), y Ruth tiene habitaciones.
Gilbert nos informó que no estaba hospedando gente hasta el 20 de Enero, y nos recomendó lo de Arleth… caminamos, y nos encontramos de casualidad con lo de Ruth, así que conocimos su lugar. Bastante lindo, pero la verdad es que queríamos conocer gente, hacer un fogón, cosas que hacen los mochileros, estos hippies. Seguimos hasta lo de Arleth y lo mismo: muy desierto.
Ismael, Melissa y Katherine iban a parar en Hugo’s Place. Cuando volvíamos de lo de Arleth, nos encontramos nuevamente con Gilbert, quien nos dijo que sino podíamos ir a lo de Hugo. Allí fuimos, y algo de gente había, aunque Hugo nos pareció un patovica desagradable que hacía un esfuerzo tremendo por tratarte bien y no como patova. Nos dio una carpa, que negociamos por 12.000 (menos de 6 dólares) los dos (sí, 3 dólares cada uno). Ubicamos las cosas (dos mochilas de mano nomás), y ahí estabamos, en Playa Blanca, con un techo sobre nuestras cabezas.
Zetu me preguntó qué hora era, si ya eran las 5 de la tarde. Le dije que no, que eran las 6, cuando en realidad eran las 2 o menos. Estaba medio perdido en el tiempo Zetu.
La verdad es que Playa Blanca es espectacular. Un paraíso. A esa hora todavía hay gente que hace un tour de ir a Islas del Rosario y luego a Playa Blanca, así que era un quilombo de gente y ruido, pero lo mejor estaba por venir. Al rato se fueron los barcos gigantes con toda esta gente (estos barcos salen del puerto turista de Cartagena, los otros del puerto civil), y ahí sí, eramos los dueños de una playa maravillosa, casi solos. Muy poca gente duerme ahí. Hicimos una especie de almuerzo / cena en El Paraíso, el “hotel” mas cheto del luegar, que no tiene nada de cheto. La dueña es Catalana y es muy agradable, dijo que Gilbert es un loco de atar, que habla todo el tiempo de jesus, de dios, y que te quiere vender su discurso, y que tiene un ego enorme. Ya habíamos escuchado esto del delirio místico de Gilbert. Empezamos a desconfiar un poco del circuito hostelero que estabamos siguiendo. Nos comimos unas tortillas de papas espectaculares, charlamos un rato con la dueña, y salimos a caminar por la playa. Era increible estar vestidos unicamente con nuestras mayas, a esa hora de la noche… debían ser las 8 o 9, sólo la luz de la luna iluminaba el mar, y nosotros en cueros, caminando por la playa como unos reyes. Suena a pavada quizás, pero no es tan común, estar en un lugar totalmente solos, en cueros, tranquilos, sin ruidos… genial.
Nos tomamos unas cervezas en un barcito de la playa, mientras escuchabamos Vallenata, y canciones locales en la radio. Había una que nos gustó mucho. Tenemos filmaciones con esa canción de fondo así que en cuanto lleguemos la buscamos. Bailamos un rato por turnos, tipo competencia de baile. El sueño del bar no entendía lo que hacíamos. Creyó que pinocho y su gemelo se habían escapado de la ballena y habían aparecido en esa isla, y se habían puesto a bailar, los dos de madera.
Al rato volvimos a lo de Higo, a ver qué onda. Nos sentamos a mirar las estrellas. un rato antes habíamos ayudado a Hugo a mover su bote de Hugo’s Place, y le preguntamos si había alguna forma de conseguir porro en la isla. Fumar ahí sí que debía ser un flash total. Nos dijo que erra muy dificil, pero que él tenía un porrito y nos convidaba. Creo que volvimos tarde y ya se lo había fumado, porque tenía un olor a porro peor que el de Andy Chango. De todas formas se nos acercó Ismael fumandose un “Slim” como lo definió él, y nos convidó. Hicimos rondas, en las que hay que retener el humo hasta que te llegue el porro de vuelta, ahí largar el humo y fumar de vuelta hasta la siguiente ronda. Le preguntamos por qué no fumaban las chicas,  nos dijo que Melissa, su novia, sí fumaba, pero que no podía porque en EEUU le hacen examenes de droga y si sale porro es jodido. La otra no había fumado nunca pero quería probar, pero no se animaba del todo. Tenían cerca de 21 o 22 años, alguna de ellas creo que tenía 20.
Fumamos y quedamos reeee locos. Ismael explicandonos, con toda su exageracion gestual, qué eran los chamacos, que son esos blanquitos que llegan a la playa del interior, y ven el mar y no tienen idea, y se tiran de cabeza y se dan contra la arena, y se queman y se les cae la piel, y todo exagerado, bardeando a los del interior porque no tienen cultura de playa, porque no fueron al mar en su vida. Nosotros nos cagabamos de risa. Al rato Ismael se fue a charlar con su chica, y nos quedamos mirando el cielo. Juro que vi una obra de Botero dibujada en el cielo. Lo que me pegó ese porro. Había un gordo en el cielo!, dibujado por nubes. Impresionante. Despues me quedé mirando una luz en el horizonte que creíamos que era de un barco. Las películas que me imaginé que podrían salir de esa luz. Piratas invadiendo Playa Blanca, etc. Mierda, qué buen porro. No tengo idea cuánto habrán durado estos flasheos, pero conociendome fumado, calculo que no más de media hora. Me doy vuelta para ver qué hacía Zetu, y no está. Me acerco a la carpa y está dormido. También le había pegado. Estando tan cerca de la carpa, me metí adentro. Esta vez los flasheos fueron diferentes. Me encantaba cada sonido: el sonido del mar; de la carpa; del viento; de la arena; de la gente hablando en voz baja. Un placer. Qué drogadicto parezco, pero juro que sólo fueron unason unas secas de un porrito. Despues todo el sabor en la boca… pasaba la lengua y me encantaba cada sabor… no era nada especial, pero creo que el sabor a resabios del porro. Puf, estaba hecho un desastre, com podrán ver.
Al otro día, Hugo nos ofreció desayuno, pero no nos caía muy bien, así que nos fuimos a buscar en algún otro lugar un desayuno que pinte copado. Caminamos, caminamos, pero no se por qué de todos los lugares de la playa ninguno nos gustó, así que terminamos en lo de la catalana nuevamente.

Nos hizo un desayuno de puta madre, con jugo de naranja, huevos revueltos con tomate y cebolla, café con leche para Zetu y Chocolate caliente con nata (pua) para mi.

Terminamos de desayunar, y volvimos a lo de Hugo, que otra vez nos ofreció desayuno. Era jodido esquivarlo, pero bueh, que se joda por patova. Es de Medellín, o sea Paysa.

Ah, bueno… la carpa daba al mar, es decir, dormimos con el mosquitero puesto (sin la puerta opaca) mirando al mar, y amanecimos mirando al mar.
Amanecer no fue fácil igualmente, porque a las 6:30 Hugo puso la radio, justo al lado de nuestra carpa, en donde había un radio teatro bíblico, del viejo testamento, en donde alguien le dice a alguien que va a ser Rey del pueblo hebreo, y este alguien no se anima, dice que no sabe cómo ser Rey, y el otro alguien le dice que dios lo eligió a él porque tiene mejor corazón que el de las otras personas, y que con eso alcanza para ser rey. En eso el Rey actual no se si se enferma o qué, y este alguien que va a ser rey toca un instrumento, así que los médicos del rey le recetan que escuche música de ese instrumento para curarse. De esta forma el que va a ser rey entra en el castillo, así tiene la oportunidad de aprender cómo ser rey viendo al rey actual. Bueno, eso, escribí todo porque no me acuerdo si es la historia de David o de quien. Creo que era David el que iba a ser Rey, el que toca el instrumento, y por ahí creo que aparecía un tal Isahías.

Bueno, Hugo y la reconcha de tu puto radioteatro. En cierta forma seguíamos en este circuito loco, porque caímos en Hugo’s Place por recomendación del loco de Gilbert.

Bueno, nos cepillamos los dientes en el mar, con agua mineral, pero escupiendonos y lavandonos la cara con agua turquesa. Genial. Un placer estar llevando el cepillo de aquí para allá dentro de la boca mientras uno mira un horizonte turquesa y el cielo más azul.

Commit. Bueno, nos fuimos a caminar. Nos daba fiaca pasar por la carpa a buscar las remeras, y el protector solar, así que nos fuimos así nomás. En la mitad de nuestra caminata, encontramos una playa tan pero tan tranquila, que decidimos hacer nudismo. Entramos al mar en bochas. un placer, de verdad. Dando saltos en el aire como niños, haciendo piruetas. Cada tanto pasaba por ejemplo un grupo de negros gigantes y nos daba bastante miedo, porque aparte las mallas estaban visiblemente colgadas de una rama de un árbol, por lo tanto se daban cuenta que estabamos en bolas. O pasaban dos minas caminando, y amagabamos con salir.
Bueno, por esto y por dormir en carpa, se nos dio por titular a este mail Secreto de la Montaña.
Luego de esto, caminamos una bocha, hasta el límite de la playa. Pasamos por la puerta de lo de Gilbert, por la puerta de lo de Ruth y por la puerta de lo de Arleth, y mucho más allá. Había poquísima gente, porque los barcos de los turistas aún no habían llegado. Al límite de la playa había como una unión entre un laguito y el mar, con correntadas del laguito hacia el mar. Yo quería seguir, auqnue ya teníamos las espaldas hechas un tomate hirviendo, y Zetu quería volver. De todas formas cruzamos a nado la correntada. Habíamos visto un complejo hotelero del otro lado de la correntada, y queríamos chusmear que onda. Ya del otro lado, nos restaba atravesar unos arbustos para llegar al complejo hotelero, pero resulta que no había un sendero, y la única que quedaba al parecer era salir al mar y nadar hasta el complejo. Así que agarré un tronco grandote por si no lograba nadar, y empecé a avanzar caminando por la orilla, cerca de los arbustos. Zetu se volvió a nado al otro lado de la correntada. Caminé, caminé, y resultó que se podía llegar caminando rodeando los arbustos al complejo hotelero este. Llegué y tenían agua dulce!, me lavé un poco la cabeza, tampoco daba para que se note que no me estaba hospedando ahí y que estaba utilizando sus recursos. Hacían patis en la playa, y la verdad es que dudé si no sería un All Inclusive, pero no tenía plata para comprobarlo, así que no me pedí nada. Caminé por esta playita… la gente mucho mas cheta, lejos. Enseguida volví porque Zetu estaba en la otra orilla esperando. Crucé a nado, y volvimos, todo el recorrido nuevamente, las espaldas ardiendo. Ya en lo de Hugo, Ismael nos dijo que había llegado un barco que nos podía llevar de nuevo para Cartagena; costaba 10.000 (menos que la camioneta) y era mucho más cómodo y más rápido (media hora). El nombre del barco el Alcatraz, y lo cierto es que es demasiado fácil colarse.

El sistema es así: todos los turistas que van a visitar Playa Blanca, cerca de las 14 hs se juntan al final de la Playa (buscar los barcos de Alcatraz que se ven desde la orilla), para subirse a unas plataformas que los trasladan hasta los barcos grandes. Los tipos no tienen pulseras, ni muestran boletos, ni nada. Nosotros terminamos pagando porque Ismael le dijo al tipo que nosotros queríamos ir, y le pagamos al barman 10.000, pero nadie en el barco sabe quiénes pagaron y quienes no (suben como 200 personas), así que lo pueden hacer tranquilamente. Nosotros subimos por separado del barman, porque nos fuimos a comprar una cerveza y una sprite, pero el tipo ya nos conocía y nos buscó en el barco. Nos dijo que llevaba un tiempo buscandonos, ja.

Nos sacamos fotos con Katherine, Melissa e Ismael. Muy buena onda los tres. El viernes era la despedida de Melissa que se volvía a EEUU y nos invitaron; nos dijeron que nos mandaban un mail para confirmarnos hora y lugar. La mejor. El viaje estuvo buenisimo. Muy tranquilo, en el barco, la gente buena onda. Llegamos, esta vez al puerto turístico de Cartagena, mucho más cerca de nuestro hostel, al cual caminamos.

Continuaré con más de Cartagena.

Espero que disfruten de su fin de semana amigos.

Un abrazo grande!

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