Mail #3
“Lo bueno de sentirse un animal es que te libera del dolor de ser humano”
Andrés Calamaro
Hace días que comemos lo que nos cruzamos en el camino: pedimos una
banana en un puestito de frutas; nos comemos un pedazo de pan con
mortadela; hacemos pis donde haya un arbolito y no te cobren 75
centavos de real; tomamos algo de agua que no sea de mar y de vez en
cuando nos colgamos de la pierna de alguna persona frotándonos, con la
lengua afuera. No tenemos dolores humanos. Somos unos animales.
El 1ero de Enero nos despertaron y nos dijeron que teníamos que
cambiarnos de hostel, por más que habíamos avisado por mail que nos
quedabamos un día más. Estos brazucas no entienden lo que reserva
significa. Igual ni siquiera nos calentamos. Nos consiguieron ellos
mismos lugar en el hostel de al lado, y peor no podía ser. Había gente
ofendidísima, pero despues de la noche de año nuevo, estaba todo bien.
Nos cambiamos entonces del Ipanema Wave Hostel al Girl From Ipanema.
Hostel MUCHO pero MUCHO mejor. Un hostel como tiene que ser. Muy
recomendable. Tambien carísimo, pero bueno, Rio es Rio. En este hostel
teníamos un cuarto que en lugar de 50 grados hacían 35 y ya casi se
podía dormir, para nosotros solos. Tiene mucho espacio para boludear,
mesa de pool, una tele copada, y la gente que labura ahí es lo mas,
loco. La dueña con sus dos hijos, uno que habla inglés mejor que
Beckham, y Isabella, la hija… divina. El primo estaba enamorado y
hasta hoy asegura habérsela comido unos días despues a 1000 kilometros
de Rio, en Arraial. Genial.
En este hostel estaba Edwin, y habían cambiado a un par de amigos del
otro hostel también. Empezamos a joder a los del Ipanema Wave Hostel
que su hostel era una mierda, etc. Howard, inglés, se había quedado en
el otro. Fuimos a la playa Howard, Firos (Suecia descendiente de
indúes muy copado), Nicolas, El Primo y yo. Estuvimos un rato,
tranqui. Despues creo que fuimos a encontrarnos con Thiago, amigo del
primo que conoció en Perú. Estuvimos un rato con Thiago y amigos. Con
el primo nos fumamos un porro entre los dos. Un porro muy poderoso. Al
rato me quedé acostado mirando el cielo, el primo entró al mar. Me
quedé dormido. Nos despedimos de Thiago y quedamos encontrarnos más
tarde para cenar. Empezamos a caminar rumbo al hostel, muy locos.
Cagandonos de risa de todo, claro. Llegamos al hostel, yo me habré
quedado dormido o algo. Voy a la sala común, y veo a 20 grandotes
mirando Aladino, de Disney, el primo incluído. Genial. Cocinamos algo,
el primo comió algo más, y a dormir.
El día 2 amanecimos tarde. Queriamos ir a conocer el centro, a ver a
la gente trabajando. Nosotros en malla y ojotas y ustedes…. digo,
ellos, en traje trabajando. Pero nos dió paja, así que fuimos directo
al Maracaná. 20 Reales. Putos brazucas de mierda. Son 15 dólares por
entrar a conocer a tu puto estadio que en 6 años va a albergar un
mundial. Ahhhhh. Bueno, entramos. Lo más gracioso es que afuera había
una familia de argentos viendo cómo colarse. Padre, madre y dos hijos,
en la misma que nosotros. Reconocías a los argentos por cómo medían
los mecanismos de seguridad para prevenir a los colados. Bueno,
pagamos y entramos. Ya adentro, vimos fotos del trolo de Pelé que
debutó con un pendejo, etc. Nos mandamos para el campo, y en el camino
vemos un portón abierto sin guardia por el que hubiera sido muy pero
muy fácil colarnos. Cuando llegamos estaba cerrado. Quién hubiera
sabido que se iba a abrir e iba a quedar vulnerable el fuerte
Maracanaense. Pero bueh, ya habíamos pagado. Pasamos por el vestuario
de los jugadores, dejamos una notita bajo uno de los bancos del
vestuario, despues vimos en donde entran en calor. Un arco, con cesped
sintético. Pedimos una pelota para pelotear un rato ahí pero no nos
quisieron dar. Era una sala especialmente diseñada para que los
jugadores pateen para donde quieran sin romper algo y su excusa fue:
“no, se puede romper algo”. Pero si ya lo
pagueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
diría Echarri.
Salimos al campo. Muy muy linda cancha. Chistes van, chistes vienen
con los brazucas de por ahí. No vale la pena discutir. Nunca van a
entender que 2 copas tienen más valor que 5. Son unos capitalistas. A
nosotros nos gusta el buen fútbol, los negocios por derecha, limpios.
Nada turbio ni corrupto. Ninguna mano de Dios.
Despues subimos por un ascensor, hacia el palco. Había un brazuca
explicando cosas acerca de la historia del maracaná y nos sentamos
ahí. Un chamuyero. Al final empezó a preguntar de donde era cada uno y
yo con mi argento mas argento casi gritando le digo: “ARGENTINA”… me
faltó el “LOCO” y la seña rolinga. Buena onda. Me gusta el futbol de
argentina dijo, o algo así. No existen.
Ah, me olvidaba. En el camino al maracaná viajamos en un micro y nos
sentamos al lado de la que cobra el boleto, adelante. Se sube un viejo
negro, todo vestidito de traje blanco, muy prolijo, y se la empieza a
chamuyar. Le da su teléfono, y el viejo se sienta al fondo del micro.
Nosotros solo veíamos a la mina que cobraba, que le decía con gestos
al viejo que sí, que lo iba a llamar a la noche. Terminaba de decirle
eso, esperaba que se de vuelta, y nos miraba a nosotros con cara de
asco y nos decía que no lo iba a llamar, y ponía cara como que
vomitaba. Muy hija de puta pero muy graciosa la mina. Al rato el viejo
volvió para adelante y le pidió a ella su teléfono. La mina se lo da,
el tipo se baja, y la mina nos dice: “le di el teléfono falso”.
Parecía una nena como lo decía. Además zezeaba, como Nata. Divina. Al
rato nos empieza a decir que somos muy lindos chicos. La mina era una
gordita de unos 45 años. Que a nosotros nos da el teléfono verdadero.
Saca una birome, y anota su teléfono con su nombre: “Estela”, arriba.
Muy excitante todo. Despues ya pasó a ser un poco más directa: le
decíamos que la ibamos a llamar a la noche para hacer algo, para ir a
tomar algo, y decía: “nono, vienen directo a mi casa y…” y ahí hacía
el viejo y conocido gesto cerrando el puño, y moviendo el brazo desde
su cuerpo hacia afuera, desde su cuerpo hacia afuera, desde su cuerpo
hacia afuera. Que vieja zarpada loco. Nos bajamos del micro corriendo,
no sin antes despedirnos de estela con dos besos, uno en cada mejilla.
Volvimos entonces del maracaná. No nos tocó ninguna vieja trola en el
micro de vuelta esta vez. Llegamos al hostel, armamos bolsos, nos
bañamos, nos despedimos de todo el mundo, y pasó a buscarnos un radio
taxi que pidió el hostel. Despues de todo era de noche, y estabamos en
Rio. No daba para caminar 5 cuadras con toda la guita y bolsos hasta
una parada de micros.
Ya nos había pasado antes que un tachero de buena onda, sin cobrar
nada, nos preste su celular: cuando en el cristo no encontrabamos a
mis primos. Esta vez fue diferente. El tipo nos empezó a llevar al
aeropuerto, y en el camino le contamos que nos ibamos a Porto Seguro.
El flaco nos dice que su mujer vivió en Porto Seguro, así que agarró
el teléfono, la llamó, y yo estuve hablando con Barbara, su mujer, por
un buen rato, mientras me explicaba qué nos convenía hacer, dónde nos
convenía dormir. Demasiada buena onda. Así son los brasileros, de
verdad lo digo… en eso en serio tenemos mucho por mejorar. Todo
buena onda, no te cobran todo. Vas a un negocio a comprar ropa, te
probás 30 prendas, no comprás nada y te siguen sonriendo mientras
bailan samba y dicen: “tenemos 5 copas del mundo” la concha de su puta
madre así cualquiera es feliz. La alegría no es solo brasilera. 5
copas del mundo. El otro día fuimos a la playa, no queríamos consumir
en un barcito, pero el sol estaba terrible. Eramos como 10 personas.
Nos terminamos sentando en las sillas de un barcito, abajo de la
sombra de su sombrilla, comiendo chegusanes de mortadela con queso,
dejando migas en las mesas del bar, y no salió nadie a echarnos, ni a
mirarnos mal, ni nada. Brasil es así. En Argentina pensarían:
“momento, me están usando mis mesas. A lo mejor si les digo que no
pueden comer ahí, me terminan consumiendo algo”. Ese pensamiendo con
suerte. El más común es: “que se piensan, que soy pelotudo, que me caí
de una palmera, que soy un negro brazuca con 5 copas del mundo que
pone mesas en la playa para que se las usen gratis… no loco, estos
pibes se van de acá”. Bueno, en Brasil, estas diferencias se sienten y
mucho. 5 copas del mundo la concha de su madre. Igual la carne, que
fea es por dios. La peor carne tienen. Un desastre.
En el aeropuerto estuvimos esperando un rato. Estabamos de muy buen
humor. Está bueno viajar en avión dentro de un viaje porque es como
irse de vacaciones de nuevo. Vacaciones dentro de las vacaciones. El
avión salía si no recuerdo mal a las 23.30 horas. Llegamos a Porto
Seguro a eso de las 3 ó 4 de la mañana. Rompimos otra vez códigos
mochileros y nos tomamos un taxi ultra garca ultra caro de 20 reales
hasta el barquito que cruza a Arraial. No teníamos ganas de dormir en
Porto Seguro y decidimos mandarnos directo. El barquito salía a las 5
de la mañana. Nos tiramos con unos flacos en el piso a esperar el
barco. Hablamos de un par de cosas, uno de los flacos dijo que no
entendía nada lo que hablabamos y nos imitó. Nos subimos al barco. Muy
bueno. Estaba apenas empezando a clarear. Un cartel de Feliz 2008 en
una isla nos daba la bienvenida.
Ya en Arraial, tuvimos que esperar un buen rato a que llegue el micro
que nos lleve al centro. Una vez que llegó, hechos jaroset, nos
metimos dentro, y tuvimos que esperar como otra hora dentro del micro
a que arranque. Finalmente salió. Llegamos a la plaza principal de
Arraial. Bajamos del micro y vemos a un argento haciendole trucos de
magia a una chilena. Robando, super borracho. Pensar que eran las 6 de
la mañana y había pibes volviendo de joda. Todos argentos. El cálculo
despues fue que los brazucas se iban a dormir antes y los únicos que
quedaban de gira a esa hora eran argentos, porque a esa hora estaba
lleno de argentos, y despues al mediodía y a la tarde no nos
cruzabamos con ninguno. Bueno, este argento que robaba con trucos de
magia nos llevó a una vecindad como la del Chavo del Ocho. Conocimos
un cuarto, por 15 reales, que no nos convenció porque no era tipo
hostel, no ibamos a conocer gente, etc. Queríamos estar en un hostel,
con sala de estar, conocer gente de todas partes del mundo, bla bla
bla bla ble blo bli.
A todo esto ya eran las 7 de la mañana y estabamos destruidos de
verdad. Caminando por el pueblo, buscando uno de los lugares
recomendados por la LONELYPLANET 2004. Para estos países realmente es
recomendable tener actualizada su lonely planet. Te mata con los
hostels a veces. Cambian mucho, surgen nuevos mejores. Fuimos a
Republica das Bananas. Un hostel regenteado por un gordo que hablaba
perfecto brasilero, pero que probablemente era israelí. Nos dijo que
costaba 45 pero que a nosotros nos lo dejaba en 35. Un negociador
impecable. Se hacía el no interesado paseando a los perros, pero
despues nos decía todas las prestaciones que tenía su hostel y que no
tenían otros: pileta, aire acondicionado, desayuno, internet. Gordo
trolo. Excelente negociador. Aparte el cansancio que teníamos era
innegable. De todas formas la mochila pudo más y nos fuimos alejando.
El gordo nos recomendó un par de lugares que sabía que iban a estar
cerrados como para que volvamos a su hostel. Un genio. Encima nos
acompañó a esos lugares, y nos mostró que estaban cerrados. Despues le
dijimos que no gracias, nos despedimos, nos dijo MASHALÁ, y salimos a
buscar otra cosa. Bueno, despues de mucho caminar volvimos a la
vecindad del chavo del ocho. La mina que nos había mostrado los
cuartos de 15 reales se había ido a dormir. Así fue que conocimos a
Marcos, marquitos… marcos… qué buena publicidad. Papá, soy
brasilero. El primo se quedó tirado en plena calle durmiendo sobre su
mochila cual auténtico chavo del ocho vagabundo, y yo fui a ver el
cuarto que ofrecía la mujer de Marcos. Una belleza el cuarto. 30
reales por los dos. Se lo negocié y nos lo dejaron en 20 los dos. 10
reales cada uno. Una auténtica ganga. Fui a buscar al primo, vino a
ver el cuarto, y no le gustó un carajo. Dijo que no. Yo me volví a
tirar cual vagabundo, y él se fue a buscar otro cuarto. Al rato
cansado volvió y decidimos ir al de 10 reales cada uno. Se sentó en la
cama, y toda la cama, entera, se destartaló y cayó al piso. Muy
graciosa la escena. Marcos diciendo: “no pasa nada…”, volviendo a
ensamblarla, el primo se vuelve a sentar y se vuelve a romper.
Excelente. Marcos ahí le dice: “la rompieron los anteriores, dormí en
la de arriba”. Era un cuarto con 4 camas, todas con pulgas. Genial,
como nos gusta a nosotros, dormir acompañados. Perros, lagartijas,
ratas o pulgas.
Nos tiramos inmediatamente a dormir sobre las pulgas. El primo detectó
una mancha más que sospechosa en su sábana, muy asquerosa. Terminó
durmiendo con las patas hacia ese lado y una remera sobre la mancha.
Sí, allá suena asqueroso, pero a estas alturas de mochileo ya nos
resulta normal. Somos animales y no adolescemos.
Despertamos, y nos fuimos a la playa de Arraial. Elegimos el lugar más
horrible de la playa para dormir. No es una playa muy genial. Mucho
ruido, está un tanto sucia. De todas formas, de todos los lugares,
elegimos el peor, muy cansados. El primo durmió bastante, yo di un par
de vueltas, vi un helicóptero que estaba por ahí y flasheé con los
dueños yendo un fin de semana a Arraial en helicóptero. Qué vidas.
Esos tipos deben volar en su helicóptero por sobre nuestras cabezas y
pensar: “la pucha, qué vida diferente llevan esos dos vagabundos que
duermen en la playa”. Igual a como con el primo pensamos en las vidas
diferentes que lleva la gente de pequeños pueblitos de por acá. El
tipo que tiene un kioskito en una esquina llena de hormigas y
mosquitos en Goianinha. Qué vidas diferentes. Pero al final, le sacás
su trabajo, le sacás los entretenimientos del lugar en donde viven, y
todos tienen amigos, todos tienen mujeres, todos tienen padres e
hijos. Todos tienen relaciones humanas. No estoy diciendo nada nuevo.
Ya lo dijo Schopenhauer en su “Die Totten Hossen Mein Kampf Lufthansa
Volkswagen Golf Balbastro”. Qué bien estoy hablando alemán.
Se despertó el primo, caminamos un poco más, y emprendimos la vuelta.
Hicimos dedo pero no nos levantó nadie. Había una caminata de unos 20
minutos desde la playa hasta el pueblo. Llegamos y nos sentamos en un
lugar a comer algo. Por fin una comida descente. Creo que sería la
primera vez en el viaje que nos sentamos a comer en una especie de
restaurante. Veníamos a sandwiches y hamburguesas puros. Nos bajamos
una refeicao de Frango, con arroz, feijoes, ensalada, farofe. De todo
tenía. Estaba genial y era muy abundante. Nos lo bajamos todo, obvio,
hasta reventar. Ya estamos en etapa: “soy somalí y no dejo nada en el
plato”. La gente siempre me dice que estoy más flaco, pero yo nunca me
doy cuenta. Esta vez hasta yo estoy impresionado. Ayer me bañaba y no
reconocía mi cuerpo. Pero no duele, pues no somos humanos.
Excelente comilona. Seguro estoy mezclando sucesos. Por la noche nos
comimos una pizza ahí en la plaza del pueblo. Al lado nuestro había un
grupete de 3 argentas. Una con una cara de apática, amarga, estaba por
tercera vez en Arraial. Flaca, conseguite una vida. Las otras eran
copadas. Terminamos nuestra pizza con caipirinha, combinación no muy
apetitosa. Ah, no. El primo caipirinha y yo una cerveza. Terminamos
con eso, pagamos, caminamos un metro, y nos compramos una caipirinha
cada uno en uno de esos puestos que son muy comunes en brasil. Se
arman como puestitos tipo plaza italia, uno al lado del otro a lo
largo de la calle, donde venden bebidas alcoholicas. El precio
promedio de una caipi en estos puestitos es 3 reales. Empezamos a
chupar la maldita caipirinha que ya descubrimos que es una mentira
gigante. El azucar hace que el alcohol suba rápido al cerebro, pero
todo lo que sube baja, y te da la sensación de toque de estar en pedo,
pero a la media hora estás más sobrio que el que pasa un control de
alcoholemia (?). Le ponen 3 cucharadas grandes de azucar los animales.
Así todo queda rico. Nos pusimos a hablar con un grupo de cordobesas y
un grupo de chilenas. Buena onda las pendejas. Las cordobesas me
trajeron gratos recuerdos del pasado, y recuerdos un tanto
desgarradores que me distanciaron de la noche por unos instantes. Al
rato estaba de vuelta, bailando samba. Nos pusimos a caminar hacia una
fiesta en la playa con las 4 cordobesas y las 4 chilenas. Simpáticas
las pibas. Estuve charlando con una chilena de 18 años que era su
primer viaje con amigas. Llegamos a la playa, estaba todo muy oscuro,
hubo que saltar un charco en la oscuridad, una de las pibas se cayó
dentro, pero por suerte era un charco de 5 centimetros de profundidad.
Todos nuestros saltos exagerados no sirvieron para nada. Nosotros
cuidando que no se nos caigan las caipirinhas mientras saltabamos,
como cuando tenés que bajar las escaleras del guevara con una
multitud. Vos podés terminar en el piso pero el trago nunca.
Llegamos a la fiesta, y costaba como 25 reales. Ni en pedo. Las pibas
entraron gratis. Al rato salen dos cordobesas y se sientan a charlar
con nosotros. Buena onda las pibas. Flor Del Pino Del Campo era una.
Qué nombre. Había otra que se llamaba Flor Cassé, casi igual que Flor
de la facu. Despues salió el resto de las pibas. Estuvimos un rato
charlando, y las pibas se fueron, saliendo a la calle por adentro del
boliche. Nosotros bordeamos el boliche por la playa, preguntandoles a
unos gallegos cómo volver al centro, y luego las alcanzamos. Caminamos
un poco con ellas, y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente agarramos el micro de 50 minutos que nos llevó a
Trancoso. Compramos unos panes y unos cosos de chocolate, con una
cindor para el camino. Buenisimo. Trancoso sí que era una playa que
valía la pena. Más tranquila, hermoso paisaje. Gente de mucha guita,
pero con más linaje y clase que la de Arraial. Qué linaje loco!
Entramos al mar, el primo se tiró a leer o escuchar música, y yo me
mandé en una caminata de una hora hacia el lado de Arraial por la
playa. Tuve que escalar unas piedras en el camino, lo cual me encanta.
Me encontré con las primeras nudistas del viaje, caminé un poco más, y
por fin volví a donde estaba el primo. Estuvimos un rato hasta que
decidimos volver caminando a tomar el micro de vuelta a Arraial.
Esto está quedando larguísimo.
Ya en Arraial creo que nos comimos otra Refeicao genial de estas. 10
reales cada uno, sin bebida. Tomabamos agua de nuestra botella grande.
No te dicen nada, tienen 5 copas del mundo, son brasileros, no les
importa que tomes tu agua. Buenisima Refeicao, la voy a extrañar. Qué
abundancia.
Nos bañamos, y volvimos al centro a tomar algo. Esta vez Cuba Libre.
Dejemonos de joder con la mentira de la caipirinha. Nos encontramos
con cordobesas y chilenas y dijeron que decidieron no salir esa noche
porque la entrada al boliche costaba 35 reales y no les iba a alcanzar
para ir al Morro de Sao Paulo. Nosotros compramos la entrada, tomamos
algo más, y salimos para la fiesta. Había que tomarse un micro hacia
el Ferry, despues un barco incluído para la fiesta que era en donde
estaba el cartel de Feliz 2008, y ahí sí: fiesta. Era la primera vez
que decidíamos gastar tanto para una fiesta, pero ya era hora
creíamos.
El lugar era raro. Había estanques con tiburones, delfines, a lo largo
del boliche. 3 pistas de baile, con una gigante donde había un
recital. Era una fiesta grosa. Al rato se llenó, estallaba. En el
escenario principal la gente seguía a la mina que cantaba con pasos de
baile, todos hacia el mismo lado, muy gracioso. En otro escenario el
primo bailaba forró con quien él creía que era la misma Isabella que
la del hostel de Rio. Nos tomamos un cubata más cada uno, la noche fue
pasando de pista en pista, de baile en baile. Conocimos a unas
brazucas de Brasilia. Una tenía más fierros en la boca que desarmadero
de la provincia de buenos aires. Esa por suerte se quedó en arraial y
no vino a la fiesta. No hubiera pasado el detector de metales. Despues
había una morocha que se estaba morfeteando a un argento y a un
brazuca casi al mismo tiempo. Una de rulos copada, que se llamaba
Gianina o Janiane o algo así, que era la presunta hija del diego, y
una rubia linda pero extremadamente amarga. Daba la sensación como que
ser amarga era más fuerte que ella. Como si no lo hiciese de mala
onda, simplemente era su naturaleza.
¿Conocen la historia del escorpión? Despues se las cuento, pero estaba
en su naturaleza.
Volvimos medio cabeceando en el barco, a las 6 de la mañana. Esperamos
como una hora porque el barco tenía que estar lleno para salir. Al fin
salió. Micro hacia el centro, y a dormir.
Bueno, me voy que tenemos que hacer mil cosas! Estamos haciendo tiempo
en una estación de micros de Fortaleza.
Beso en la boca del Diego a Caniggia para todos ustedes.
Pablo as known as El Loco Dana.