Un bife de chorizo, por favor Number Four Email

Despertamos entonces en Arraial despues de salir a la noche y nos
despedimos de Marcos “Marquitos”. Estaba colgado de la antena
arreglando algo. Nos dijo que nos quedemos. Nos dijo Sorria, vc ta na
bahia. Muy buena onda.

Recuerdo con lágrimas en los ojos el día que llegamos a lo de Marcos
Marquitos. Despues de mucho recorrer, fui a conocer su habitación. Me
pareció ideal para nuestros propósitos, pero al primo no lo convenció
la cuestión de las pulgas en los colchones o de la mancha de semen en
su sábana. Así que por más que yo le había confirmado a Marcos
Marquitos, le cancelamos. Al rato, despues de dar mil vueltas por
todas las casas de la vecindad y hablar con todo el mundo ya casi
ebrios de cansancio, volvimos a lo de Marcos Marquitos a quien ya le
habíamos inchado los huevos hasta tal punto que parecían los huevos
del tibu (que son gigantes, por eso lo digo, GIGANTES escucharon? EL
TIBU TIENE HUEVOS GIGANTES). ¿En qué estaba?, ah, bueno… .y Marcos
Marquitos cuando finalmente le pedimos el cuarto despues de romperle
tanto las pelotas sube las escaleras de su casa para buscar la llave
de nuestra habitación y le dice a su mujer “Estos pibes son
diferentes”. Lo cual no sabemos si significa retrasados mentales, o
simplemente diferentes tipo rompe pelotas.

Bueno, el día que nos despedimos de Marcos Marquitos en realidad
fuimos a la playa antes. A una playa mejor que la del primer día.
Playa, playa, y nos fuimos de Arraial, hacia Porto Seguro, no sin
antes bañarnos y despedirnos de Marcos Marquitos y su mujer muy
agradable. Bondi al puerto de Arraial, barquito a Porto y un Fiat Uno
de la calle del puerto de Porto a la estación de micros. Nos cobró 2
Reales a cada uno e ibamos 4, dos locales y dos argentos, en este Fiat
Uno. Micro de Porto a Salvador. Unas cuantas horas. Habrán sido 12
horas en las cuales habré dormido 15, de alguna forma. Querido diario:
bla bla bla bla.

¿Qué más?, llegamos a la estación de Salvador muy temprano. Como a las
6 am .Preguntamos por un micro al Pelourinho, barrio colonial donde
queríamos dormir. Pasamos por sobre una pasarela que atravesaba toda
la avenida, y nos pusimos a esperar el micro. Estabamos como en una
parada en medio de la avenida, y a cada lado de la parada los autos
iban en sentidos contrarios. Preguntamos por el micro que nos llevaba
a la “Praca da Ze”, el indicado para llegar al Pelourinho, y algunos
decían que teníamos que esperarlo de un lado, otros del otro; otros
decían que era lo mismo pero que uno tardaba más, lo cual no tenía
mucho sentido. Otros no decían nada porque no les preguntabamos y no
hablaban con nadie. Despues de una hora de mucha espera (espera
paciente tranquila y disfrutable) decidimos separarnos y esperar uno
de cada lado, y gritar “LOS BRAZUCAS SON TODOS PUTOS” cuando uno
llegaba. Vino del lado del primo creo. Yo corrí para alcanzarlo. Una
vez arriba vimos que el bondi pegaba toda una vuelta y finalmente
pasaba por donde estaba yo en la parada. Llegamos a la Praca da Ze
cerca de las  7am. Quedaban algunos resabios de la noche anterior.
Alguna que otra persona durmiendo en la calle. No lo describiría como
un ambiente hostil, pero tampoco como… lo opuesto de hostil. Mucha
gente insistiéndonos por mostrarnos su pousada. No son marroquíes,
pero eran muchos. La Lonely Planet recomendaba algunas pero no
habíamos tenido buenas experiencias. Otra vez: tener la lonely
actualizada o nada.

Aterrizamos entonces en Pelourinho y nos fuimos a internet a buscar
recomendaciones en Lonely Planet de hostels en Salvador. Fuimos al
Laranjeiras, que estaba lleno. La negra de la recepción, muy buena
onda, llamada Lea, nos dijo que en Barra (otro barrio de Salvador)
había otro hostel, y que si queríamos quedarnos en Pelourinho nos
recomendaba un albergue, el Anjos. Fuimos al Anjos; estaba lindo, 25
Reales, pero no era exactamente lo que buscabamos. Queríamos un
hostel, un auténtico hostel donde conocer gente, etc. Volvimos al
Laranjeiras y le dijimos a Lea que nos guarde las mochilas y que
esperabamos hasta el mediodía a ver si se liberaba algún lugar. Con
todas las esperanzas puestas en este hostel que nos había encantado,
nos fuimos a desayunar algo. Un pan con huevo y licuado de banana con
leche cada uno. Riquisimo. Caminamos, banda de tambores. Interesante
el rol del lider de la banda de tambores. Todo serio indicando cuándo
hacer los cambios. Mucha autoridad. Había uno que no cazaba una y lo
cagaba a pedos zarpado. Nos tiramos en la plaza. Estaba empezando como
una maratón en bici o algo, porque había mucha gente en bici en la
plaza, y una combi del MST con parlantes terribles a todo volumen y un
boludo dando las consignas de la maratón. Ahí tirados fuimos parte del
show completo de los capoeiras, que incluye algunas patadas y
saltitos, y el cobro de plata a cada persona que les sacaba una foto.
Siempre había algún capoeira o entre los que tocaban la música, o
entre los que se cagaban a patadas, que percibía quién había sacado
una foto y se lo marcaba al cobrador para que lo vaya a seguir y
pedirle plata. En un momento nos vinieron a pedir a nosotros medio en
broma, y les dijimos que ni siquiera estabamos comiendo.

A las 11:30 fuimos al Laranjeiras. Este teclado me saca de quicio.
Tiene un plástico sobre todo el teclado muy incómodo, y las teclas son
durísimas. “Tem Spaco?” le preguntamos nuevamente a la negra Lea. Con
verdadera tristeza en los ojos sabiendo lo que nos deparaba el destino
al negar con su respuesta, nos dejó desamparados en la calle.

Nos recomiendan el HI de barra. Agarramos las mochilas nuevamente,
muertos de cansancio por el viaje, por la caminata, por los vaqueros
(sí, vaqueros… me cago en los jeans), por los vaqueros
transpirados… y para Barra. Bondi de media hora… etc. En Barra nos
preguntan si tenemos el carnet de HI. “Lo tengo pero en mi casa,
¿podés chequear por internet si soy socio?”. Sabía que la respuesta
era no, pero para ver qué onda. Bueno, sin discutir nada nos terminó
haciendo el mismo precio que siendo socio de HI.

Entramos. Dejamos las cosas en el cuarto. Yo duermo en una cama
marinera arriba, el primo en otra, abajo. Veo a un costado de la cama
un bolso de Mickey, chiquito, muy bonito. Al lado veo una crema
humectante Dove y varios productos de embellecimiento. En lo que venía
del viaje no habíamos estado en un hostel con cuartos mixtos. Parecía
que nos habían puesto con chicas limpitas, chetitas y bonitas. Me voy
a dar una ducha, y encuentro un jabón líquido corporal Pantene con
sabor a chocolate. Vamos a probar esta mierda. Obvio que me bañé con
ese jabón. Muy raras estas chicas chetas, pensaba. Vuelvo al cuarto, y
el primo, acostado en su cama, conversa con otro muchacho acostado en
la suya. El primo enseguida me dice que el flaco es actor y le dice al
flaco que yo soy director de cine. La puta madre. Diálogo obligado de
bla de blo de bli. Parecía buena onda el flaco igual, pero empezó a
contar las cosas que hizo, que va a grabar no se qué. Putos actores
ególatras. Me pongo en bolas y me empiezo a vestir. Al rato empiezo a
sospechar que este actor se la come hecha un acordeón. Pero no estoy
seguro de eso. Me termino de cambiar, y entran dos locas al cuarto.
Dos maricones pocas veces vistos. Encima negros y judíos. Ahora
cerraba todo… el bolso de mickey, la crema dove, el jabón de
chocolate. Qué divinos. El primo se entró a bañar y me dejó solo en el
cuarto con estas tres bellezas masculinas. De golpe el actor se volvió
mucho más puto al lado de los otros dos. Me preguntó si no quería ir a
la playa con ellos, le dije que estabamos cansados y que nos
quedabamos ahí. El actor era la menos loca de todas. Los otros eran
tremendos. Claro, imaginate……. putos, negros… y brasileros. Dios
se debe haber cagado de risa cuando los creó. Se llevó la mano a la
boca mientras los creaba aguantandose la risa y diciendole a Jebús:
“soy un hijo de puta”. Faltaba hacerlos judíos. Tipico comentario que
tengo que hacer para que no parezca que soy racista y homofóbico.

Bueno, se van los divinos a la playa,  y sale el primo de bañarse. Me
cuenta que en el baño vió a un flaco completamente en pija, hablando
por celular con la puerta del baño abierta por unos minutos como si
nada, dando vueltas por el baño, lo más tranqui. Bajamos al patio del
hostel, le preguntamos algo al recepcionista, y nos sentamos ahí en el
patio. “che, creo que ya estoy paranoico, pero en este hostel veo
putos por todas partes”, le digo al primo. “Te parece?”, me dice.
“Y… para mi el recepcionista se la re come”… bueno, el
recepcionista resultó ser el que estaba en el baño en pija paseando
hablando por celular. Creo que en ese momento nos dimos cuenta que
estabamos en un hostel gay.

Fuimos a comprar muchas botellas vacías, despues fuimos a una estación
de servicio y las llenamos de nafta, y despues rociamos al hostel con
esta nafta. Si hay algún puto además de algún colorado en esta lista
de mail avisen que lo saco. Me voy a quedar sin amigos.

Bueno, nada, el recepcionista la mejor onda. Dijo que todo lo que
necesitemos le digamos. Fuimos a un super a comprar cosas para
cocinar. Hicimos unas patitas de pollo con un puré Maggi que es
imposible que salga bien. Así que patitas de pollo con sopa de puré.

Despues miramos unas cuantas pelis. Meet the Fockers, Los Mentirosos y
Los Olvidados. En la mitad de Los Mentirosos llegó un grupo gigante de
yanquis. Había nenes y nenas. Las chicas entraban a bañarse en
corpiño, sabiendo que estaban en un hostel gay, no tenían problemas
con mostrarse como son frente a heterosexuales pajeros. Enseguida
adoptamos nuestro rol. Enseñados por los maestros Olmedo y Porcel,
comenzamos a hablar con tonos homosexuales: “neeeeegroooo…
neeegroooooo…. fijate si las chicas se pusieron bien la cremita para
el sol”… “sisi… ahora me fijo gordo…. chiiicaaaass… a ver esa
cremita….” “Neegrooo… cuidado que creo que las chicas estan
sospechando que no somos gays” “Gordo, fijate si ayudás a Moria
con…”

Bueno, los maestros son los maestros y nosotros tan solo aprendices.
Al toque de arrancar con el tono gay, se nos tiraron todos los
maricones del hostel encima y nos violaron. Olmedio y Porcel porque
era ficción. Nos fuimos a dormir entonces. Yo tuve que colocar mi
manta de Air Madrid sobre una mancha de semen que había en mi sábana
muy asquerosa. Para mi era una mancha de semen y para el primo no.

¿Estoy perdiendo muchos amigos / amigas con estos mails?

Al día siguiente desayunamos de puta madre en el hostel gay. Pan,
huevo, mermeladas, frutas, café. Bien. Salimos corriendo, a tomarnos
el micro hacia el hostel de Pelourinho donde habíamos reservado lugar.

En el micro nos sentamos por separado porque no había lugar. Cada uno
con su mochila sobre sus piernas. Se va llenando cada vez más, y se me
para un petiso sucio al lado mío, muy loco, y me empieza a hablar. La
gente del micro se daba vuelta para escucharlo. Me preguntaba si me
estaba mudando, por la mochila. Le dije que sí, que me mudaba al
Pelourinho. Buena onda el petiso, medio que me mantenía con los pelos
de punta, pero buena onda. Decía que en Bahía todos pensaban que era
un ladrón, que tenía esa fama, pero que si fuese un ladrón yo ya no
tendría ese reloj, me decía mientras me lo señalaba. Groso. Habló un
rato más mientras yo asentía con una sonrisa forzada, y se bajó. Al
final resultó buena onda el petiso loco.

Ya en Pelourinho fuimos a nuestro hermoso hostel. Conocimos a dos
jujeñas que estudiaban psicología en Córdoba. Fuimos cada uno a su
cuarto, creo que nos dimos una ducha, no se qué más hicimos el resto
del día. Cambiar plata, mandar una postal, pasear un poco, usar
internet, averiguar por el barquito que nos llevaba al Morro de Sao
Paulo, para ver si conseguíamos una tarifa de barco inferior a 50
Reales. En el puerto conocimos a Lucila, una argentina medio hippie
que viajaba sola y que se quería ir esa misma tarde al Morro, pero ya
no había lugar en los barcos. Despues empezamos a caminar con el primo
hacia otro puerto, donde habíamos escuchado que era posible cruzar al
morro por la mitad de la guita, pero en lugar de 2 horas en 5 horas.
En la mitad de la caminata nos arrepentimos, era mucha distancia, era
un camino que no sabíamos si iba a funcionar, e ibamos a llegar muy
tarde al Morro perdiendo un día ahí. Volvimos por el ascensor del
pelourinho al pelourinho.

Por la noche, entonces… ducha, y bajamos a la recepción. Conocimos a
Lucila nuevamente, a Matías, un argento que cuando le preguntamos de
dónde era tardó 2 minutos en responder: “eehh… de San Isidro, en
realidad de Polvorines…. pero… como es un barrio privado medio que
no vivo en polvorines”… todo muy complicado. Parecía medio raro Mati
Diez Peña. También conocimos a Romain, francés que hablaba perfecto
portugués despues de vivir año y medio en Sao Paulo, a una francesa
llamada Beata que en ese momento hablaba con el novio por teléfono, y
a Kenghi, un japonés muy divertido, como todos los japoneses.

Justo enfrente del hostel había un restaurante con mesas en la calle,
y un tipo que para mi era Toquinho, con una mina que para mi era María
Betanha, tocaban música espectacular en la calle. Nos sentamos a
disfrutar de este espectaculo en forma gratuita, alegando “el aire es
libre el aire es libre”. Buen espectaculo. Lucila es de esas hippies
que misticizan todo: “no es maravilloso esto?”, sí, era maravilloso,
pero para ella era místico. Ale Max misticiza todo. De ahí nos fuimos
a cenar. Caminamos un poco, hasta que encontramos un lugar junto a la
plaza. Nos pedimos una boqueca de pescado, que es como una cazuela muy
copada con muchas cosas, que incluye arroz con feijoes… riquisimo.
Compartimos con primo y romain la boqueca. Romain tenía alma de líder,
pero lider copado… o sea, no decía qué había que hacer, pero lo que
todos querían hacer, el se encargaba de que suceda, en cierta forma.
Pedía las cervezas, hablaba con el mozo, pedía la cuenta, etc. Copado
el flaco. Fue linda la cena, charlando, bebiendo, drogando, follando.
De ahí nos fuimos a un bar a seguir tomando, y nos encontramos con las
jujeñas. Nos sentamos con ellas. Eran copadas, bonitas. Tomamos unas
cuantas cervezas, mientras con el primo hacíamos cuentas y decíamos
“por favor paren de pedir porque no vamos a decir que no”. En una mesa
junto a la nuestra un noruego estaba sentado chupando con un traba y
dos putas. Se empezó a transar al traba, muy drogado, mientras las
otras dos putas se reían. Terminamos con estas birras, y las jujeñas
propusieron y a otro bar, al bar de unos amigos de ellas. Nos fuimos
todos para allá. Enseguida notamos que había una cierta onda entre los
mozos de este bar y las jujeñas, así que al rato las dejamos solas con
ellos y nos volvimos al hostel.

Despues de esas birras yo ya no tenía más sueño. El cuerpo ya está
acostumbrado a ciertas horas, que si ingiere alcohol debe aguantar.
Cuando llegabamos al hostel vimos a un flaco con una toalla alrededor
del brazo y mucha sangre que le salía. Un grupo de yanquis
preguntandole en inglés a un policía que no hablaba inglés cómo podían
hacer para llevarlo a un hospital. El policía se reía, mientras veía a
los yanquis desesperados y al flaco desangrandose. La verdad es que no
estoy seguro si se reía o si tenía una cara como la de Ronaldinho que
parece que se está riendo siempre. Lo que puedo garantizar es que este
policía era poco serio. Al toque le digo al primo: “está perdiendo
mucha sangre”, y el primo se lo repite a los flacos en inglés: “he´s
bleeding too much”… y otro yanqui amigo del desangrante, muy muy
ebrio, repite: “he´s bleeding too much”. Empiezan a caminar hacia la
plaza, que quedaba a 3 cuadras, para tomarse un taxi al hospital. Al
toque sale una coloradita de unos 19 años recién salida de Disney
Musical o alguna de esas cosas en donde trabajan las amigas del tibu
que despues aparecen en videos en internet, y tipo la chilindrina
pregunta: “donde esta mi amigo???” desesperada. Le indicamos que
estaba caminando hacia la plaza, que lo podía alcanzar, pero no se
animaba a ir sola. La sensación es que la forma de actuar de los
yanquis era que hacían lo que hacen en una película ante esas
situaciones. No daba la sensación que realmente les importe el flaco
sangrando, sino que tenían que hacer lo que hacen en las pelis. La
pendeja salió corriendo a ver si alcanzaba al amigo. Al toque salen
unos adultos que acompañaban al grupo de yanquis, y uno dice: “ya
llegó la ambulancia?”, lo cual fue muy gracioso, porque en el
paradigma yanqui un tipo se corta el brazo y no se contempla otra
posibilidad que ambulancia, mientras que en el paradigma sudaca el que
se está desangrando con un hacha en la cabeza tiene que caminar 3
cuadras para tomarse un taxi al hospital. Genial.

Aproveché mientras el personal del hostel y los yanquis limpiaban la
sangre para usar internet (no era gratis, así que me vino bien que se
haga mierda el yanqui). Mientras usaba internet, escuchaba los
diálogos de película de los yanquis. Además del cortado habían dos
desaparecidos, un chico y una chica, que luego nos enteramos que
estaban tomando cerveza en el mismo bar que nosotros. Había un gordito
chanta que nos explicó que se conocían todos de un curso de
fotografía, y que habían hecho el viaje para sacar fotos por
diferentes lugares de brasil. El gordito se auto justificaba diciendo:
“no se en qué puedo ayudar”. Era una masa, se cagaba de risa de todo,
le chupaba todo un huevo, pero cuando pasaba un profesor, se ponía
serio de golpe. Tipo chistes de Dani Zelmann en un funeral.

Al rato me fui a dormir, para amanecer al otro día tempranito,
desayunar, y a las 9 de la mañana tomar, junto a Primo, Romain, Lucila
y Mati el barco hacia el Morro de Sao Paulo.

Sí, ya se.. muy largo el mail y todavía no leyeron los 3 anteriores.
Bueno, pues cúrtanse.

Ayer pensaba en mi psiquis y en los componentes naturales y sociales
de la misma. Cuales me sirven y cuales no.

Manden novedades. Nosotros en pocos días más llegamos al Amazonas!

Besos.

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